Kong: La isla Calavera

Kong: La isla Calavera

Kong: Skull Island | 2017
9 de abril de 2017
En el hogar de King Kong, Isla Calavera, un grupo de militares y científicos se topan con el simio, que les hace perderse en medio de la jungla, llena de peligros y misteriosas criaturas. Deberán encontrar un camino para volver a la civilización.

Han pasado doce años desde que viéramos una vez más al simio gigante más grande del cine (con permiso del gran Joe), y fue Peter Jackson quien nos lo devolvió en una cinta bastante aceptable. Ahora un prácticamente desconocido director, Jordan Vogt-Roberts se encarga de esta especie de “spin-off” sobre el hogar del gigante, con menos acierto que otra cosa, pero que nos sumerge en una entretenida propuesta.

Vaya por delante mi expectación ante este proyecto que, en cierto modo, arrojaba desde sus orígenes, una nueva visión sobre la bestia peluda, y que, a priori llamaba la atención al no tratarse únicamente del clásico enfrentamiento entre humano y animal. Pero quizá, los pequeños lastres que han arrastrado la preproducción de la película, la han convertido finalmente en un producto industrial y no en lo que podría haber sido algo realmente nuevo.Partiendo de la base, Kong: La isla Calavera no tiene un guión demasiado interesante. Me explico. La historia, y los personajes pueden enganchar más o menos, pero tras el intenso comienzo, todo parece diluirse en un conjunto de “set pieces” más o menos bien rodadas con escaso interés y novedad, todo a favor de una película que simplemente busca entretener.

Y quizá ahí esté una de sus principales bazas. Ver Kong: La isla Calavera sólo como un producto de entretenimiento es lo mejor que uno puede hacer. No es necesario ni plantearse dilemas, o buscarle tres pies al gato. Pero el guión trata de ir algo más allá, y buscar cierto trasfondo en la historia, a base de encuadrarla en una época conflictiva a nivel político.

Tom Hiddlestone.

Utilizar el final de la Guerra de Vietnam como excusa para que su “parte” militar tenga razones notables para cargarse a Kong, es tirar por lo fácil. Y eso que al principio uno tiene la sensación de que va a ver una película con matices, con cierta carga crítica. Pero desgraciadamente todo eso se queda en pretensiones.

Vogt-Roberts no ha logrado conseguir una combinación perfecta (más bien sus guionistas) entre buena historia y buena técnica. Todo se resume en escenas de acción, personajes que nos importan bastante poco, muy estereotipados y algunos hasta denostados, con ganas de que desaparezcan en pantalla. En resumen, nada nuevo a la vista.

Como héroe, se ha puesto al británico Tom Hiddlestone, más conocido por su rol de Loki en la saga de Marvel ThorVengadores, y que aquí no parece estar muy cómodo. Su personaje, que bien podría ser un nuevo héroe, un verdadero hombre-para-todo, no termina de cuajar y cuando todo se va al traste, parece saltar por la borda y construir un héroe anodino, sin alma y carismaticamente plano. Casi como el resto de secundarios que le acompañan.

Quizá el papel más destacable podría ser el de Samuel L. Jackson, encarnando un general deseoso de venganza, belicista y aunque arquetípico y con ínfulas del Brando de Apocalipsis Now (Francis Ford Coppola, 1979), su caracterización se contrapone con muchos de sus actos, poco sorprendentes y bastante previsibles.

Kong: La isla Calavera tenía un buen potencial, una buena material prima, pero tanto guión como dirección, no logran transmitirnos algo más. Simplemente podemos pasearnos por la película, echando un vistazo a su sobresaliente nivel técnico y esperando, como suele pasar, a ver quien es el siguiente en palmarla.

Un (muy) desaprovechado intento de resucitar a todo un clásico.
7

+Info
Dirección
Jordan Vogt-Roberts
Guion
Dan Gilroy, Max Borenstein, Derek Connolly
Dirección de fotografía
Larry Fong
Música
Henry Jackman
Montaje
Richard Pearson
Formato
2.35:1
Nacionalidad
USA
Duración
108 minutos
Distribución
Warner Bros. Pictures
En la red

''
Te puede interesar