Hace seis años, la directora Arantxa Echevarría (Bilbao, 1968) debuta en la dirección de largometrajes con la cinta Carmen y Lola, una historia sobre dos lesbianas gitanas. Escrita por la propia directora, la cinta se llevó un buen puñado de nominaciones y premios, entre ellos los Goya a la Mejor dirección novel y a la mejor actriz revelación para Carolina Yuste. Ahora ambas vuelven a trabajar juntas por cuarta vez, en este thriller ambientado en la turbia y oscura historia de España donde la banda terrorista ETA era una amenaza diaria para toda la sociedad española.
Posiblemente muy pocos conozcan la historia de Arantza Berradre, la única mujer policía que logró infiltrarse en la banda terrorista ETA, lo que supuso abandonar su vida real y crearse una nueva con la intención de ganarse la confianza de los radicales abertzales. El retrato que la directora realiza en la película no acaba por encontrar un equilibrio entre lo que se ve por fuera y lo que hay dentro de la protagonista. Quizá es una de las pocas pegas que podamos ponerle a esta película que, por lo demás, es un buen thriller que nada tiene que envidiar a otras grandes producciones.

Salvo ese equilibro invisible, la película genera interés y poco a poco vamos siendo testigos de diversas escenas en las que el personaje protagonista ha de salir airosa de algunas de las complicadas (y mortales) situaciones que se le presentan. Aunque hay un hilo narrativo y conductor (muy bien conducido por el personaje de Ángel, interpretado por el siempre maravilloso Luis Tosar) en ciertos momentos tenemos esa sensación, como la de estar viendo capítulos, uno detrás de otro, en donde prácticamente sabemos lo que va a pasar.
La infiltrada es previsible, un poco, pero eso no le resta nada de intención, de interés y ni mucho menos de calidad. Es una película sólida con un muy buen reparto, con unos interesantes secundarios, algunos de renombre como Pedro Casablanc o Víctor Clavijo (que siempre es bien).

La infiltrada también es la historia sobre una época, es parte de la historia de España y por ello quizá debamos darla el respeto y espacio que se merece. Su directora se ha tomado muy en serio el tema, tocando algunos pasajes ciertamente crudos (como el asesinato de Gregorio Ordoñez) e incluso dejándonos un retrato de cómo eran los integrantes de la banda.
Muy pocas veces el cine español se ha acercado a un tema como es el de ETA, aquí la directora lo hace a través de un personaje, pero insisto, echamos en falta una mayor visibilidad a su lucha interna. Que la película tiene detalles, sí, pero es un tema tan apasionante y duro que merece más espacio en ella.

La infiltrada es un thriller muy correcto, con un reparto interesante, su protagonista sobresale por encima de todos, sólo Tosar está a su altura, y desborda intensidad por todos lados. Filmada con buen pulso, las escenas de tensión consiguen transmitirnos ese momento, pero en muy pocos tenemos la sensación de que la protagonista corre peligro.