La inmersión es la clásica película que puedes ver, una tarde o una noche, cuando realmente quieres desconectar. No te va a aportar más que cierto entretenimiento, algunas (muy pequeñas) dosis de tensión, pero de ahí no pasa. Es una película que conoce perfectamente sus límites, los de su historia, y que intenta compensarlo con otros, pero no termina por equilibrar.
Maximilian Erlenwein (Berlin, 1975) dirige la película. Su carrera ha deambulado entre la televisión, con la serie de Netflix Skylines (2019) y con algún que otro título que, por alguna razón, no ha llegado a estrenarse en España, por lo que podemos hablar de un realizador prácticamente desconocido para nosotros. Su trayectoria profesional también incluye algún videoclip y varios cortometrajes. Erlenwein ha desarrollado todos sus trabajos, prácticamente en su Alemania natal.
La inmersión tiene intenciones más internacionales, es una película algo más comercial que sus anteriores trabajos, por lo que podría ser una buena carta de presentación para que se le abran las puertas en otras industrias (¿Hollywood, quizá?). Pero uno de sus principales defectos radica en lo previsible de su historia. Este ‘remake’ de la cinta sueca Atrapada en las profundidades (Joachim Hedén, 2020), recuerda, a grandes rasgos a otros títulos como A 47 metros (Johannes Roberts, 2017) o a Open Water (Chris Kentis, 2003), aunque está última pasaba en la superficie, pero la estructura es algo parecida.
Nos topamos con una cinta con un pulso narrativo que va creciendo según nos acercamos a su desenlace, con unos personajes poco interesantes, y a los que se les pretende dar cierto toque dramático para compensar el resto de la película. Una intrahistoria que, si bien está algo desdibujada, podría llegar un poco a resultar confusa. Hay una especie de relación entre las dos hermanas que, hace años se fracturó, pero no se sabe muy bien por qué. Esta parte es quizá lo más loable de una película que no deja tampoco un poso especial una vez vista. Su escasa duración se agradece y tampoco cae demasiado en estirar situaciones.
Salvo este punto comentado, el resto, más o menos podemos imaginarlo. La historia propone a uno de los dos personajes, concretamente el interpretado por la británica Sophie Lowe, un desafío doble. Por un lado, conseguir salvar a su hermana de la situación y, por otro lado, superar esa distancia que las separa.
La película no resulta aburrida, hay que ser sinceros, pero tampoco destaca especialmente por mucho más. Una esmerada fotografía, interpretaciones correctas, y nada más que ofrecer. Es un entretenimiento más, pero no tiene más que ofrecer y eso, posiblemente la reste bastantes puntos. Su intento de equilibrar drama y thriller no culmina en nada.
Ni su director y tampoco su escaso reparto son conocidos, y esto es quizá sea el principal motivo.
A Contracorriente la ha editado en formato físico y con diverso contenido adicional, algo que siempre es de agradecer.
