No es ninguna novedad que el cine de acción lleva una larga temporada viviendo en el cliché, viviendo quizá en el recuerdo y viviendo de lo mucho que se ha hecho dentro de su género particular. Es por eso que rara vez, una cinta supera lo que ya tenemos concebido de este tipo de productos. Safe no es la excepción. Es una cinta de acción y como tal bebe de esos clichés, aunque si que tiene ciertos aspectos que su realizador se ha encargado de cuidar y que la proporcionan cierta diferencia con productos de similares características.
Boaz Yakin es uno de esos casos extraños de directores de Hollywood. Tras haberse estrenado hace unos años con Fresh (1994), cinta sobre el peligroso mundo de los adolescentes traficantes, y que además le encumbró hasta la lista de los directores a tener en cuenta en un futuro, decide meterse a otros géneros menos elaborados, véase más comerciales (Titanes. Hicieron historia (2001) o Niñera a la fuerza (2004)). Pero con Safe, da un paso al género de la acción con un pulso más que afortunado. Sin abandonar los clichés y sin abandonar ciertos convencionalismos sobre los que ya estamos acostumbrados a caminar, factura una cinta potente, entretenida y hasta incluso, superior a productos que comparten género. Safe no es una historia muy original (en la mente tenemos, por ejemplo, Mercury Rising (Harold Becker, 1998), con Bruce Willis), pero su realización lo que la distingue de otras.
Para tal ejercicio escoge a uno de los actores de moda, el británico (y ex olímpico) Jason Statham, quizá una de las estrellas de acción más emergentes del momento, quien le da con su presencia a la película, el toque de superproducción que le podría hacer falta, y eso que no hablamos precisamente de una cinta con un holgado presupuesto. Tomando como base una historia bien construida (repito, no es tan original como parece) y con unos personajes construidos en su mayoría con retazos de ideas ya preconcebidas, nos introduce en el mundo de las mafias chinas, policías corruptos, persecuciones a toda velocidad por Nueva York… todo un lujo que, hasta parece que nos hace retroceder en el tiempo, en donde las películas de acción no eran tan exageradamente elaboradas.
El ritmo no decae, aunque si da la sensación de que le cuesta un poco levantar el vuelo. Pero lo que no logra pasar el corte es su guión, poblado de infinidad de frases lapidarias, típicas y algunas, hasta de vergüenza ajena. Eso nos divierte a algunos, pero le resta originalidad al resultado. No obstante no es algo que la empañe del todo. Vamos, que no sea eso un impedimento para verla. Es una película honesta tanto para el público como consigo misma, no elaborada y si hay que meter una secuencia en la que muera hasta el apuntador, pues se mete, eso no es impedimento para el propio Statham. Yakin ha hecho su propósito de filmar una cinta entretenida y con mucha acción. En este caso lo ha conseguido.
