Tras la más que notable El gigante de hierro (1999), el director norteamericano Brad Bird se lanza a una animación menos tradicional con esta espectacular cinta de aventura, humor y acción. Los Increíbles (Brad Bird, 2004) además, por su factura, parece emparentada con el cine de acción y espías de los años sesenta y setenta, y sobre todo con el cine de James Bond, aunque no lo parezca.
Brad Bird es uno de esos directores que a pesar de dar a sus películas cierto aire contemporáneo, siempre introduce algún elemento atemporal. Con Los Increíbles juega a favor mediante una historia con varias capas que, en el fondo convergen en una sola y magnífica idea, la familia unida jamás será vencida.
Y es que la película es, en su conjunto, una enorme oda a la idea de familia, a la idea de grupo, a la idea de que cada miembro de cada grupo, aporta, suma… a un todo. Son valores muy conservadores, sí, pero detrás está Disney, por lo que sorpresa poco o nada nos podemos esperar. Es una película altamente disfrutable, con muchísimo entretenimiento y hecha con un gusto que llama especialmente la atención.
Partiendo de su diseño, que bebe mucho de la ilustración de los años sesenta, de cómo se imaginaba el futuro por aquel entonces, unido a una espléndida banda sonora con toques de jazz y un estilo muy “bondiano” (sobre todo la época de Barry), el resultado es que la película tiene una identidad y estilo propios. La imagen de la misma encandila por si sola, a pesar de que su animación no ha ‘envejecido’ demasiado bien con el tiempo.
La película se mueve entre dos terrenos, por un lado la parte más dramática, más de personajes, en donde se nos cuenta un poco la historia de los personajes y en donde podemos comprobar sus problemas, sus incomprensiones. Es una familia que no termina de encajar del todo (cada miembro con lo suyo, la rebeldía, la adolescencia, la confianza, la traición…). Y una segunda parte o capa en donde la película utiliza la primera para meternos en una cinta de espionaje, al estilo Ian Fleming (villano en una isla que quiere dominar el mundo, instalaciones secretas, misiles…). Es precisamente la unión de ambas cosas, sobre todo por parte del villano de turno, lo que hace que la película también vascule por otra capa, la de la necesidad de seguir siendo especial, la necesidad de permanencia.
Posiblemente estemos ante una de las películas más completas que haya parido la dupla Pixar-Disney. Y tampoco podemos olvidar su guion, plagado de ingenio y comicidad que hacen que todo vaya funcionando sin problema. Y es que está claro que no hay familia perfecta, ni siquiera la que forman los seres perfectos. Los Increíbles es una forma muy entretenida de comprender el concepto de familia.