Que Ridley Scott no es el mismo Ridley Scott de hace unos cuantos años, es algo evidente. Los directores evolucionan, cambian, mejoran, empeoran, se desmarcan… es ley de vida, y Scott no es ajeno a ello. Otra cosa diferente, es que muchos pretendan encontrar el Scott de Alien, el octavo pasajero (1979) o Blade Runner (1982), en el Scott que dirige Marte (The Martian), con la que sólo comparte género.
Es evidente que Scott es otro, que su cine ha cambiado y que volver a lo que fue, es algo casi imposible. Pero no vaticinemos desastres o no pensemos que lo que hace ahora no vale, porque Marte (The Martian), sin ser una cinta redonda, tiene buenos momentos como película de aventuras.
Drew Goddard, guionista y director de la curiosa La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2012), se ha encargado de adaptar la novela de Andy Weir, publicada hace cuatro años, primero en formato digital y posteriormente (tres años después) en formato físico. Marte (The Martian) es un relato sobre la soledad de un hombre en un ambiente hostil (aunque aquí tampoco es que se muestre demasiado esa hostilidad), ante las adversidades. Es una carrera contrarreloj. Se ha optado por contar la historia casi como un diario en vídeo y, como es obvio, desde dos puntos de vista.
Por un lado la visión del propio Watney. Abandonado por error en Marte, Damon da vida a este hombre, un experto botánico que a base de sus conocimientos, debe hacernos creer (y dado el guión, nos lo tenemos que creer) que sabe como sobrevivir allí. Damon construye sólidamente un personaje del que apenas sabemos mucho más. La película no ahonda demasiado en la personalidad de Watney, aunque tampoco es necesario, pero quizá una mayor carga dramática le habría venido bien a la cinta. Apenas vemos al personaje derrumbándose (¡está sólo en Marte!), simplemente sigue hacia delante, con explicaciones de guión en las que no se para a pensar en explicar para el público, por lo que nos las creemos… por que sí.
Por otro lado, tenemos el punto de vista desde la NASA. Secundarios como Jeff Daniels, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig o Sean Bean buscan formas de traer a Watney sano y salvo hasta la su casa. Están correctos en sus papeles, tampoco se les exige demasiado, pero sus actitudes sufren lo mismo que con la de Damon. En ocasiones, da la sensación de que nos tenemos que creer lo que nos cuentan porque sí.
Y es que el guión de Marte (The Martian) no contiene prácticamente sorpresas. Como película de aventuras está muy bien, muy entretenida, pero… le falta algo, no llega a conmover, no llega a transmitir del todo la soledad de su protagonista. Es un guión al que le faltan puntos por pulir, por sacar brillo.
Si hay algo de lo que no se le puede reprochar a Scott es en su producción. Y es que Marte (The Martian), visualmente es impecable. Una esmerada producción que culmina con una fotografía sobria, efectiva y con muy buenas formas. Es por eso que resulta algo decepcionante que un buen envoltorio, contenga una historia tan simplona como sosa, donde el espectador casi no tiene tiempo ni oportunidad para involucrarse.
Conforme nos acercamos al final, uno se supone su resolución. Y es que volvemos a que el guión es tan previsible como efectivo, donde todo está muy bien pensado y no hay tiempo ni espacio para giros inesperados, para escenas más importantes…
Scott no deja indiferente, y Marte (The Martian), como cinta de aventuras-ciencia ficción, tiene un pase, pero como obra de un director de su trayectoria, se queda en una cinta menor, en donde un guión mucho más crudo, más realista y en donde se “castigase” más a su protagonista, habría dado una película mucho más intensa e interesante.