Jaume Balagueró se aleja de lo paranormal para contarnos esta perturbadora historia. Con Luis Tosar a bordo y Marta Etura, Mientras duermes supone un inquietante ejercicio de género que sorprende a pesar de lo típica de su propuesta.
El particular estilo del catalán Jaume Balagueró parece aparcarse con Mientras duermes, intenso y perturbador thriller con un apoyo fundamental en su equipo actoral. Sin duda podríamos hablar de que se trata de la propuesta más interesante de las que ha contado el realizador.
Existen varios factores por los que podríamos condenar a Mientras duermes, pero uno de ellos no sería precisamente su tempo, pausado, inquietante y con una forma bastante interesante. Y es que tras alejarse del terror más brutal con REC 2 (2009), Balagueró ahora ahonda en una historia más corriente, en donde el terror se vuelve cotidiano, en donde la desconfianza puebla la historia.
Mientras duermes, a pesar de reunir algunos elementos de películas ya vistas (se me viene a la cabeza la infumable La víctima perfecta (2011)), maneja con una buena mano, los hilos que construyen un thriller de los “rara avis” en la filmografía global del cine español. Balagueró, quizá por eso, debería ser considerado en mayor estima, siempre y cuando no intente experimentos, claro.
La película se apoya, como es normal, en un elenco interpretativo bastante potente. Luis Tosar, alejado de su arquetípico personaje (si se me permite, encabronado todo el día) construye un hombre infeliz peligroso, lleno de rabia, al que, desgraciadamente no podemos ponerle una causa, aunque él mismo parece saberla. Es quizá la pega más grande que le podemos sacar a César. Por otro lado, Marta Etura. Aunque su personaje no es más que una marioneta del protagonista, apenas interactua con el espectador, pero sin duda es esencial para que todo avance. Podemos decir que sin ella, toda esta historia no tendría mucho sentido. Mientras duermes en su conjunto es una buena película, todo hay que decirlo. Balagueró ha apostado por el thriller en su estado puro, utilizando incluso una técnica más interesante que ejercicios anteriores (movimientos de cámara, planos…). Por primera vez en su filmografía, podemos situarnos en el lado del villano, algo que hasta ahora nunca había sido así. Balagueró ha evolucionado y esperemos que siga este camino.
Su evolución hasta el final (quizá algo flojo o no tan pomposo como uno espera) es especialmente llamativa. El realizador va construyendo poco a poco las piezas hasta que da con el puzzle completo. Algo que recuerda a buenos títulos de antaño (se me viene a la cabeza, por ejemplo, La semilla del diablo (1968), de Polanski). Con una buena planificación y un guión sobradamente sólido (salvo el enorme “pero” del personaje de Tosar), Mientras duermes se disfruta como un producto inquietante, perturbador y hasta llamativo. Esperemos que Balagueró continúe por esta línea y tras rodearse de buenos actores, vaya construyendo una historia interesante, como es esta.