La producción a través del llamado “crowdfunding” o micromecenazgo, es una herramienta bastante útil y que en ocasiones ha dado ciertas alegrías a la industria del cine, como por ejemplo con The Babadook (Jennifer Kent, 2014). Incluso algunos directores como Spike Lee o Alexander Payne han recurrido a este método de co-producción para sacar adelante algunos proyectos. Es indudable que la industria está cambiando, y en los últimos meses más, por lo que quizá debamos acostumbrarnos a que, si no tienes detrás un gran nombre, deberás utilizar esta herramienta para sacar adelante tu proyecto.
Monsters of Man surge igualmente de una iniciativa a través de la plataforma indigogo, dedicada al micromecenazgo de proyectos. Es así como Mark Toia saca adelante este proyecto. Una película con una trama interesante, aunque tampoco demasiado novedosa, pero que quizá con un presupuesto mayor y unos actores algo más solventes, habría dado un buen resultado.
El mensaje de la película es claro, sólo aquellos con poder son los que ganan las guerras, los débiles pierden. Un mensaje contundente pero bastante cercano a la realidad y que pone de manifiesto que muchas guerras futuras se realizarán a miles de kilómetros de distancia y con personas en despachos, sin mancharse las manos o sin disparar una sola bala.
Un mensaje que no es nuevo, ahí tenemos a la maravillosas Espías desde el cielo (Gavin Hood, 2015), con una temática algo parecida. Eso sí, la película de Toia parece anteponer por encima de ese mensaje-denuncia, una capa de thriller de acción, en donde los robots persiguen incesantes a un ingenuo grupo de jóvenes médicos, mientras son ayudados por algunos autóctonos y un marine retirado. Es un cóctel ciertamente atípico, pero al menos en cuanto a cinta de acción cumple los estándares mínimos.
Dado su pequeño presupuesto, resulta complicado encontrar estrellas en ella. Tan sólo el rostro de Neil McDonough nos resultará familiar. No es que tenga demasiada presencia en la película, pero al menos podría servir como reclamo para el público. Por lo demás, el resto del “cast” no es que sea demasiado destacable.
Donde sí que destaca la película y, posiblemente, sea el gancho para verla, es en su apartado técnico, con unos efectos especiales bastante bien conseguidos tanto a nivel de CGI como prácticos. Se nota que la mayor parte del presupuesto se ha ido a ese apartado.
La historia resulta interesante y salvo la deriva a la acción y a ese juego de “ratón y gato” entre los robots y el grupo protagonista, lo demás es salvable, lástima que ocupe poco o que no interese demasiado desarrollarlo. Que su guión, a nivel de diálogos, resulta en ocasiones bastante malo, tampoco ayuda mucho.
Este tipo de producciones rara vez suelen ver las salas comerciales, y tal y como está la situación actual de las salas más complicado aún.
Por el momento, en España sólo se puede ver a través de la plataforma de alquiler de Microsoft. Fuera de nuestras fronteras hay más variedad de formas, pero siempre en plataformas de streaming. Eso sí, nunca la encontraremos doblada al castellano.