Todos tenemos un límite, de eso no hay duda. Cuando se traspasa ¿nos volvemos como realmente somos o simplemente es un momento de locura? Es una pregunta que podía aplicarse al personaje de Nadie.
Cuenta el propio Bob Odenkirk que la idea le surgió cuando en su vida real, tuvo que refugiarse en el sótano de su casa porque unos ladrones entraron a robarle. Una premisa que sirvió a Derek Kolstad (creador del ya mítico personaje de John Wick) para escribir el guión de esta disparatada cinta de acción, ciertamente autocomplaciente y que además aporta altas dosis de entretenimiento, como ya venía anunciando el tráiler.
Tras las cámaras está Ilya Naishuller, director ruso (además de músico, productor y guionista) que debutó con, la también burra, Hardcore Henry (2015), aunque en aquella ocasión la novedad venía por la forma. Naishuller dirige con brío, con buen ritmo y algunos toques cómicos, una película que a pesar de su duración (bastante estándar) se pasa en un suspiro.
Nadie, al margen de su planteamiento como cinta meramente de acción para uso y disfrute, tiene algo más detrás. Una película que en la misma intención del protagonista también está la idea de la venganza. Kolstad ya lo hizo en la saga de John Wick (con quien guarda ciertos parecidos) y aquí vuelve, un planteamiento de lo más ingenuo (hasta podríamos pensar, absurdo) que poco a poco va degenerando en un thriller de acción (bueno, hay poco thriller aquí, la verdad) en donde el protagonista cada vez se enfrenta a enemigos más potentes.
Todo hasta un punto en el que toda la carne en el asador es puesta en una secuencia tan espectacular como burra, que es totalmente consciente de que en ocasiones raya el desfase absoluto. Las tres escenas de acción que tiene Nadie, son un deleite absoluto, no hay duda, eso sí, no llegan a las cotas de las películas protagonizadas por Keanu Reeves. También hay que tener en cuenta que los instrumentos de cada personaje son diferentes.
Resulta reconfortante volver a ver en pantalla a Christopher Lloyd, que a pesar de hacer pequeños papeles en películas que en España no se han estrenado, ha seguido activo en varias series de televisión (Doce monos (2017) o Navy: Investigación criminal (2020)). Un personaje hilarante, cachondo, con el que es muy fácil simpatizar como, en general, “los buenos” de la película.
Kolstad, que parece tener cierta obsesión con las mafias rusas, parece que vuelve a caricaturizar a los villanos, regalándonos un “boss” que, además de custodiar dinero de la mafia rusa, es cantante (muy malo), colecciona obras de arte, y, como dicen en la película es tan malo como se puede ser. Pero siempre sin perder ese toque casi caricaturesco que Kolstad suele impregnar a sus personajes.
Nadie es un buen producto de acción, muy entretenida, pero que quizá sea algo deudora de la saga John Wick. Los “recuerdos” pueden ser evidentes, pero quizá Kolstad era consciente y no quería otra cosa. Ojo, no son cintas iguales, no son personajes iguales.
