La última triunfadora de los premios Goya, No habrá paz para los malvados, supone una nueva e interesante propuesta de su realizador, un auténtico adorador de los thriller. Sin duda una de las cintas más interesantes del año dentro de las producciones nacionales.
La alianza entre el bilbaíno Enrique Urbizu y el actor José Coronado ha dado buenos frutos en el pasado. Ahora vuelven a juntarse en No habrá paz para los malvados, sugerente título que nos hace partícipes de una intensa historia que mezcla suspense e intriga en muy buenas partes.
Enrique Urbizu siempre ha sabido rodearse de buenas historias. A pesar de una carrera ciertamente corta como director, escoge con cuidado y siempre con cierta cautela, buenas historias que suelen hacer partícipe al espectador, algo que los thriller más recientes, parecen haber olvidado. No habrá paz para los malvados tiene, a priori, muchas más virtudes que defectos. Podemos estar hablando, seguramente, ya no sólo de una de las cintas más interesantes del año (en cuanto a producción española), sino de la filmografía de su director que ha sabido evolucionar con cada título.
José Coronado es, sin duda, el alma de esta negra fiesta. Su presencia, casi más importante que sus palabras, acapara prácticamente la acción de toda la cinta. Estamos ante un complejo personaje, el mayor de toda su carrera, en donde debe desarrollar más las acciones que su dicción. Y es que es la principal característica de Santos Trinidad, un hombre que hace no que dice, un personaje al que conocemos por hechos y no por discursos. Muy bien rodeado de secundarios, Coronado hace el que seguramente sea su personaje más elaborado, casi equiparable al de La caja 507 (2002), otra cinta que dirigió Urbizu.
Aunque entre toda esta telaraña de conspiraciones, corrupciones, asesinatos y demás, Urbizu de vez en cuando parece perderse en medio de un conglomerado abultado de personajes que van y vienen, que entran y salen de la historia. Esta enorme reunión puede confundir al espectador que posiblemente desconecte en alguna ocasión para reengancharse posteriormente con alguna que otra escena algo más movida.
Partimos de la base de que No habrá paz para los malvados no es un título de acción. Urbizu ha sabido desmarcarse y muy bien, de los tópicos sobre historias similares, al igual que ha sabido guardar distancias con algunos aspectos de la vida real que quizá no estemos todavía preparados para ver.
Aún con todos los lastres que No habrá paz para los malvados pueda llevar, es una cinta muy correcta y bastante meritoria. Urbizu firma un guión no tan redondo como el producto final, puesto que se quedan en el tintero algunos aspectos de los personajes que no demuestran muy bien sus acciones, aún con todo eso quizá para algunos no sea necesario.