Muy relacionado con las producciones para televisiones de nuestro país, Damián Szifrón regresa a la gran pantalla (lo último que vimos de él fue El tiempo de los valientes (2005)) con un sencillo pero efectivo planteamiento. Relatos salvajes es una cruda visión de la realidad de hoy en día, en donde no es difícil compararnos con animales que tratan de sobrevivir en la sabana.
Posiblemente en la simpleza con la que Szifrón ha dotado a cada una de las historias, es lo que convierte a esta Relatos salvajes en una cinta casi imprescindible dentro del cine argentino más reciente. Su habilidad para narrar hechos cotidianos, no deja lugar a dudas de su enorme potencial con largometrajes con más calado (aunque lo haya demostrado ya, también es verdad). Relatos salvajes es un auténtico golpe en la mesa en cuanto a retratos humanos se refiere.
No ya sólo por el espléndido reparto que contiene (Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Dario Grandinetti, Erica Rivas…) sino por su eficaz guión, es por lo que es fácil encumbrar esta película, hacerla llegar a lo más alto. La sabia mezcla entre drama, intriga y comedia, dota a Relatos salvajes de una enorme capacidad de conectar prácticamente con cualquier tipo de público o persona. Es una cinta, en este aspecto, muy completa.
Aunque algunos relatos son más largos que otros, no deja de resultar un planteamiento interesante. Suscribiendo así la necesidad del público de simpatizar con todos los personajes, aunque salgan apenas unos minutos en pantalla. Szifrón (guionista también) ha conseguido humanizar a todo el que pasa por sus manos, humanizar a buitres o a leones. Una buena radiografía para ver de qué está hecho el ser humano.
A pesar de que la venganza y la violencia están presentes en todas las historias, el guión ha sabido manipular los elementos con destreza y hacernos creer que la decisión de los personajes puede ser justa. El poner al espectador en ese papel también hace que Relatos salvajes sea una cinta con cierta moral contenida y, sin lugar a dudas, “postuladora” con el público.
Relatos salvajes es una cinta casi de obligada visión. Analiza muy bien los personajes, los dota de buen fondo (cuando es necesario), se apunta a los detalles para contarnos cosas con pocos medios, con escasa información (ese reflejo que se ve, esa mirada, ese elemento en el escenario…) Szifrón sabe muy bien cómo soltar poco a poco cada cosa para que al final, el espectador sepa lo que le han contado.
La venganza, la corrupción, la injusticia, el engaño… están presentes en la película, reflejados en las historias, en los personajes. Al fin y al cabo, todos nosotros no dejamos de ser animales que intentan sobrevivir día a día en esta estepa tan dura y desconocida como es la vida.