Hoy retomamos nuestra sección para hablaros de Terminator 2: El juicio final, posiblemente una de las mejores cinta de acción de todos los tiempos. Cameron y Schwarzenegger en su segunda colaboración juntos. Un auténtico “must see” del cine.
Hay títulos que, pasen los años que pasen, seguirán en el recuerdo. Y no es únicamente por su reparto, por su director o por su historia, que también tienen que ver en el recuerdo, sino por su fondo y por su forma. Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991) consiguió reunir en una sola cinta, la fórmula mágica del cine de acción, una fórmula que no se ha vuelto a repetir. Entretenimiento, acción, un guión muy sólido, eficaces interpretaciones, y unos efectos especiales espectaculares, combinaron a la perfección en una cinta que, a día de hoy, sigue siendo todo un referente.
James Cameron, ese gran creador de grandes epopeyas cinematográficas (le pese a quien le pese), puede considerarse como el artífice de haber conseguido el éxito cinematográfico prácticamente en casi toda su filmografía. En 1984 dirige Terminator, una cinta sobre un robot con forma de humano (técnicamente un cyborg) que es enviado desde el futuro para destruir a la madre del líder de una resistencia que enfrentará a humanos y a máquinas. Años después, su secuela nos cuenta como aquello fracasó y el pequeño John Connor ha conseguido nacer, pero una vez más, otro robot vuelve a ser enviado desde el futuro para matarlo.
La compleja historia de la saga Terminator, que incluso a día de hoy sigue viva con una nueva entrega en el horizonte, consolidó el género de acción. Terminator 2: El juicio final hace converger varios elementos que Cameron pone al servicio de una historia muy bien definida y que no se va por ningún derrotero. En una cinta muy directa, muy bien hecha y sobre todo, muy entretenida.
En base a un nivel técnico de sobresaliente (no en vano se llevó 4 Oscar (sonido, efectos de sonido, efectos especiales y maquillaje) y a un ritmo trepidante pero sin llegar a ser de infarto, Terminator 2: El juicio final es todo lo que el cine de acción ha debido de ser. Tiene partes incluso que, a día de hoy, continúan siendo insuperables (la persecución del camión o la secuencia del asalto a Cyberdyne), por su planificación, ejecución o montaje. Toda una auténtica joya que, incluso en la música de Brad Fiedel (ese compositor casi retirado) se hace absolutamente única.
Arnold Schwarzenegger ya era una estrella, pero con su papel de T-800 consolida una carrera y construye un personaje ya inolvidable, que permanecerá en la historia del cine para siempre. Junto a él, el joven Edward Furlong (hoy en día metido más en problemas que en rodajes) y Linda Hamilton, la que fuera mujer del propio Cameron. Ambos como John y Sarah Connor, respectivamente, están muy bien, con roles en donde no hay lugar para la sobre actuación y en donde la acción física tiene un papel importante.
Terminator 2: El juicio final también reúne secuencias menos agitadas, en donde se nos aporta siempre algo, un detalle a tener en cuenta y que pocas películas de acción se han detenido a hacer. Cada frase tiene su significado, cada escena su importancia… son todo un conjunto de elementos que confluyen en un producto redondo.
Amén de la cantidad de escenas que finalmente no se pudieron meter en el montaje final pero que podemos disfrutar en sus ediciones domésticas (DVD o blu-ray), la película no se hace absolutamente pesada, sino todo lo contrario, se hace muy amena y uno desea que tras terminar una escena de acción, empiece algo nuevo, y Cameron se dedica en cuerpo y alma a ello. Una lástima que a día de hoy, muchas cintas del género se conviertan en olvidadas a los pocos meses. Con Terminator 2: El juicio final nunca ha pasado y parece que nunca pasará.
James Cameron es un visionario y cada película que hace se analiza con lupa y, casi siempre, sirve de referente para algo. Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991), continuaba la mitología creada por el propio Cameron siete años antes. Los viajes en el tiempo, la acción y, sobre todo, sus revolucionarios efectos especiales (ganadores de 1 de los 4 Oscar que se llevó en total) la confirmaron como la cinta más taquillera del año (superando al Robin Hood de Kevin Costner), y ostentando durante unos años, el título de la película más cara de la historia.