En 1973 Stephen King publica el relato The Boogeyman en la revista Cavalier. Un relato de terror, sobre la figura de lo que en España conocemos como “El hombre del saco”, un ser extraño que se lleva a los niños cuando sus padres no los vigilan y con el que se ha atemorizado a los pequeños desde tiempos inmemoriales.
La premisa de The Boogeyman no es nueva, ni siquiera la maravillosa imaginación de King puede caer en las leyendas urbanas, y la que nos ocupa es una de ellas. A pesar de todo, King impregna a su historia de algo más que de un terror primario (el de la oscuridad), dotando de drama a los personajes que la protagonizan.
El director británico Rob Savage sorprendió a muchos con su cinta Host (2020) donde mezclaba terror paranormal en una situación de pandemia mundial. Aquello le salió bastante bien y, además de llevarse varios premios, le sirvió para iniciar una trayectoria que podría catapultarlo hasta lo más alto. Savage, que dirigió su primera película a los 18 años, intenta aportar algo más al género, a la historia, pero en su conjunto, no podemos ver algo que realmente destaque.
The Boogeyman tiene buenos ingredientes para ser una cinta interesante, incluso destacable, gracias al trasfondo de la historia, que bien podría ser un reflejo del personaje al que da título. El drama de la pérdida, la necesidad de superarlo, o incluso el duelo ante este tipo de situaciones, son un buen caldo de cultivo para historia de terror. The Boogeyman podría haberse apoyado lo suficiente en ello para darnos una cinta que mezclase bien ambos géneros, drama y terror.
La jugada no le sale del todo mal, pero le falta algo más de valor en ambos campos. Por un lado, algo más de intensidad en el drama. Está presente, se respira y se palma, pero no conmueve, en ningún momento conseguimos irnos hacia ese lado. Y es porque el terror tiene más peso en la historia, haciendo que la balanza se decante hacia ciertas escenas típicas y otras algo difíciles de creer, que denotan un guion poco pulido, más preocupado de los ‘jump scares’ que de añadir cierta credibilidad a una historia que, en su origen, podría tenerla.
The Boogeyman no es la primera aproximación a este personaje/leyenda urbana. En el 2005, el director Stephen Kay, ya trató de alguna forma, el terror nocturno a través de este personaje, sólo que en ella (del mismo nombre), no existía un trasfondo traumático como si sucede en ésta.
Con todos los ingredientes de una cinta de terror actual bastante estándar, The Boogeyman adolece de un guion con algo más de enjundia, con un bloque dramático más verosímil, y sobre todo con la falta de equilibrio entre el terror y los traumas y duelos. Todo eso si la intención era buscarlo, si no, pues queda una cinta más del montón (con un ritmo que no es al que estamos acostumbrados, posiblemente) pero con una criatura, eso sí, bastante chula.
