A día de hoy, estrenar un título como The Creator (Gareth Edwards, 2023) ya es todo un logro. En unos tiempos en donde la ciencia ficción suena, resuena, se recicla hasta la extenuación, esta película (a pesar de sus inspiraciones) resulta un oasis entre tanta secuela, ‘reboot’ o ‘spin-off’.
Gareth Edwards (Nuneaton, 1975) demostró hace unos años, con la más que estimable Monsters (2010) que la ciencia ficción iría unida a su carrera como director, y así ha sido. No hay más que ver que, en la que es su segunda cinta original tras aquel debut y tras pasar por el ‘monsterverse’ y Star Wars, lo ha dado absolutamente todo con tal de construir una historia sólida y de establecerse como uno de los directores a tener en cuenta en un futuro, dentro de este mismo género. The Creator tiene absolutamente todos los ingredientes para ser una interesante cinta de género, pero uno de sus principales problemas radica en el guion.
Y es que a la película tiene una ruta demasiado trazada, incluso con cierta previsibilidad, donde cada pieza encaja perfectamente sin dejar lugar a que el espectador pueda teorizar o especular. A esto hemos de sumar que su ritmo no resulta demasiado consistente. No es de extrañar dar algún bostezo durante sus mas de dos horas de metraje, pero tampoco sería raro permanecer atentos y pegados a la butaca durante las escasas escenas de acción que tiene, muy bien ejecutadas. Giros algo forzados, personajes a los que les falta profundidad por falta o bien de tiempo o bien de ganas, no lo sabemos, lastran una película que se debate entre ser la nueva Blade Runner o, simplemente, una ‘rara avis’ dentro de la ciencia ficción. Esta batalla interna que se libera, termina convirtiéndola en un producto con pocos grises para el público.
Y esto nos lleva al desarrollo de personajes, y a quienes les ponen rostro. Comenzando por su protagonista, que adolece de cierto carisma, resultando frio y falto de empatía por parte del público. Hay momentos en los que nos daría un poco lo mismo lo que le pasase, entre otras cosas porque nos lo sabemos ya. En cambio, hay otros secundarios (viene a la cabeza la magnífica Allison Janney) de los que queremos saber mucho más. Si hubiera que hablar del reparto, a grandes rasgos, Edwards puede estar orgulloso de haber tenido a nombres de peso y de que éstos, solventaran bien sus papeles, a pesar de no tener todo el empaque que uno querría o todo el desarrollo que nos gustaría ver.
The Creator es una película que se toma su tiempo en algunos momentos, una película que nos habla (y van…) de la relación entre humanos y máquinas (o la IA), de la esencia del ser humano, la idea de que las máquinas quieren ser humanas, humanos que tienen parte de máquina (¿nos suena?) … pero además de esto, también mete de por medio temas como la religión, la fe o las relaciones paterno-filiales. Hay que considerar que, aunque todo esto suene algo pretencioso, Edwards lo maneja decentemente. Eso sí, las partes más dramáticas no terminan de emocionar, y nos deja una sensación algo fría en ese sentido.
Pero, si hay que alabar en algo a The Creator, sobre todo es en su factura, en su producción. Su nivel visual, tanto en composición como en estética es espectacular. Edwards ya lo dejó claro, por ejemplo, en su Godzilla (2014), mostrando al monstruo de la forma en la que había que mostrarlo. En este sentido, Edwards conoce muy bien como resultar espectacular, y The Creator no decepciona absolutamente en nada.
A nivel de producción también es notable todo lo que la rodea. Desde ese particular universo creado (del que, igualmente, también queremos saber mas), que mezcla tanto elementos antiguos (casi siempre relacionados con la fe), como algo mas modernos, pero sin resultar excesivamente futuristas (algo similar a lo que hemos visto en cintas de James Cameron). Unos efectos visuales deslumbrantes que no opacan para nada ni la película ni la historia.
Algo que también llama la atención es su apartado musical, no ya sólo por tener a Hans Zimmer en la banda sonora, sino por su excesivo uso de canciones en muchos momentos y que pueden llegar a sacarnos de la película.
The Creator tiene mimbres de cinta sólida, se toma muy en serio a sí misma y aun teniendo muchas influencias que la podrían convertir en un pastiche sin sentido, Edwards se ha dedicado a recauchutar el género y convertirlo en una pequeña joya a la que hay que darle varias oportunidades. No es perfecta, sobre todo por su guion y por que parece dejarnos a medias, pero hay que tenerla en cuenta.