Tercera temporada de una de las series de más éxito sobre el universo de Star Wars. Un conjunto de ocho episodios con un hilo conductor (como ya sucedía en las anteriores), pequeñas subtramas (unas más interesantes que otras), pero sobre todo con una evolución en cuanto a personajes. Si en las dos anteriores prácticamente teníamos al ‘mandaloriano’ y al pequeño Grogu como protagonistas, aquí se les une el personaje de Bo-Katan Kryze.
Din Djarin y el pequeño Grogu regresan a la galaxia, pero esta vez deberán enfrentarse a un viaje muy importante, posiblemente el más importante de sus vidas, recuperar Mandalore, el hogar arrasado de los ‘mandalorianos’, ahora en manos de lo que queda del Imperio.
Tras las cámaras, en esta temporada nos encontramos con nombres ya conocidos de las anteriores, como Carl Weathers, Bryce Dallas Howard o Rick Famuyiwa (el que más episodios ha dirigido de la serie hasta el momento, un total de 6). Se unen el director Lee Isaac Chung (Minari. Historia de mi familia (2020)), Peter Ramsey (Spider-Man: Un nuevo universo (2018)) y Rachel Morrison (directora de fotografía de Black Panther (Ryan Coogler, 2018)).
En cuanto al reparto, pocas novedades, puesto que la serie sigue siendo bastante conservadora en este aspecto. Si podemos ver los rostros de Jack Black, Christopher Lloyd, Paul Sun-Hyung Lee (cuyo personaje ya aparecía en la serie El libro de Boba Fett) y como no Katee Sackhoff, aunque ya se presentó en la anterior temporada. Un reparto muy equilibrado en el que sigue brillando (no sólo por su casco, sino por su enorme carisma) Pedro Pascal. Ojo al detalle de tener al actor Ahmed Best (que dio vida en su día al tal odiado Jar Jar Binks en las precuelas) como un caballero Jedi en un papel con mucha importancia (¿guiño a los ‘haters’?)
Hay que señalar que esta temporada quizá resulte un poco desigual, sobre todo en los primeros episodios. Hay más presencia de aventura y aunque hay una trama sí que tenemos la sensación de que cada episodio es una especie de película pequeña. En este sentido, la serie no decae en cuanto a su estilo (aunque ha recibido ciertas críticas por que se piensa que la fórmula está gastada, nada de acuerdo).
Hay mucha más mitología del pueblo ‘mandaloriano’, haciendo especial hincapié en todo lo que conlleva formar parte de él, como el juramento, esa especie de bautismo en las llamadas Aguas vivas, para ser un ‘mandaloriano’, más detalles sobre el credo que siguen o sobre algunos de los personajes. La serie es una buena enciclopedia sobre esta cultura, no hay duda.
Episodios como “Las minas de Mandalore”, “El pirata”, “El huérfano” (donde conocemos algo más sobre el origen del pequeño Grogu), “El pirata”, “Los espías” o el desenlace final “El regreso” son una muestra de que la serie maneja muy bien la mezcla entre acción y aventura, además de tener un nivel técnico bastante notable (no hay más que fijarse en las escenas de naves espaciales, nada que envidiar a las de cualquier película de la saga cinematográfica).
Pero también hay hueco para tramas algo más elaboradas, como la que se cuenta en el episodio “El converso”, el tercero de la temporada y quizá el más flojo en cuanto a ritmo. Aporta mucho sobre la historia del desenlace del Imperio y de cómo sus miembros se integraron en la Nueva República. Quizá su trama resulta demasiado lenta como para enganchar en una serie en la que el ritmo es esencial. Otro episodio que se “sale” un poco de la norma es el de “Soldados a sueldo”, en donde la pareja protagonista (y Grogu) viajan hasta el planeta Plazir-15. Allí deben investigar el extraño comportamiento de los droides capturados y reacondicionados tras las Guerras Clon. Un episodio que recuerda un poco a Blade Runner y que resulta bastante interesante, por su trama.
Una tercera temporada que culmina con dos espectaculares episodios en donde los ‘mandalorianos’ deberán recuperar su planeta y enfrentarse a los nuevos soldados del Imperio, liderados de nuevo por el Moff Gideon (un maravilloso Giancarlo Exposito) en dos batallas épicas dentro de la serie. No hay duda de que mientras estén detrás el tándem Favreau-Filoni, seguiremos teniendo productos de calidad.