Hacía tiempo que Simon West no se ponía detrás de las cámaras para dirigir una película. Su último trabajo como director data de hace unos cinco años, Cuando llama un extraño (2006), desde entonces y debido a su vinculación con algunas series de televisión, se ha prodigado poco como realizador. Ahora regresa con The Mechanic, filme de acción con un Jason Statham más comedido que de costumbre, y que rememora el clásico Fríamente… sin motivos personales (Michael Winner, 1972) con Charles Bronson como protagonista.
Acostumbrados a ver a Jason Statham dando patadas a diestro y siniestro, o conduciendo coches a toda velocidad, quizá The Mechanic decepcione a unos cuantos de sus seguidores. Y lo cierto es que el británico está muy comedido en esta cinta, apenas tiene escenas de lucha pero su mera presencia seguramente calme a los que lo siguen desde hace tiempo. Statham se empeña en quitarse esa etiqueta de luchador y en afrontar papeles con algo más de interés y profundidad. Bien es cierto también que el actor no aporta mucho más a su personaje en The Mechanic, pero al menos afronta con su particular estilo, el papel que le toca.
Su compañero es Ben Foster (Pandorum (Christian Alvart, 2009), 30 días de oscuridad (David Slade, 2007)…) actor de potencial considerable, pero que parece que le cuesta despegar en algunos títulos y casi siempre termina haciendo el mismo papel. Aunque secundario, se agradece su presencia como contrapunto a Statham.
The Mechanic es cine de acción, sí. Su interés radica sobre todo en la historia que cuenta, a pesar de que sabemos la resolución prácticamente desde los primeros minutos del planteamiento de la trama. En este aspecto, West a pesar de sus limitaciones como director, consigue algunos aciertos. El mezclar las buenas artes de Statham con la interpretación de Foster quizá forje cierto regusto a compañerismo o a coleguismo, alma principal de la historia de The Mechanic.
Bajo ese caparazón de película de acción (cuasi homenaje al cine del género de finales de los noventa) subyace una historia de amistad, de honor, e incluso de venganza, muy bien adornada con escenas bastante interesantes (el “trabajo” del hotel, sin duda es una de las mejores secuencias de toda la película). El director cumple en ese aspecto, y es que experiencia no le falta, realmente.