David Koepp, guionista de algunos de los títulos más emblemáticos de los noventa, como Parque Jurásico (Steven Spielberg, 1993), Atrapado por su pasado (Brian De Palma, 1993), Mission: Impossible (Brian De Palma, 1996) o Spider-Man (Sam Raimi, 2002), tiene una filmografía como director en donde sus historias siempre contienen numerosos elementos de thriller, aunque no se acerquen demasiado a la realidad.
Aunque no tiene una carrera demasiado destacable, hay tres títulos que sí que merecen bastante la atención: El efecto dominó (1996), El último escalón (1999) y Sin frenos (2012). La segunda, es quizá, su cinta más aclamada, protagonizada por Kevin Bacon, con quien repite en esta You Should Have Left. Aquí, se suma la producción de Blumhouse, algo que no hace mucho favor a la historia. Salvo contadas excepciones (como El hombre invisible (Leigh Whannell, 2020) o Déjame salir (Jordan Peele, 2017)) las producciones de Jason Blum suelen ser bastante convencionales y con poco que rascar.
La premisa de la cinta y a tenor de lo que mostraban los tráiler resultaba interesante, pero tiene un serio problema de ritmo. Y es que realmente la cinta empieza casi a la hora de su metraje. Lo anterior son cincuenta y nueve minutos en los que no pasan demasiadas cosas interesantes que hagan avanzar la trama. El espectador, en esta parte, corre el riesgo de desconectar.
Koepp, que sabe perfectamente manejar los hilos de un guión comete este traspiés en una cinta que, además, resulta bastante anodina, con pocas sorpresas y con muchos trucajes y juegos visuales que ya conocemos. No hay novedad y el nivel interpretativo roza lo justo para que no sea una cinta de sobremesa.
Tanto Kevin Bacon como Amanda Seyfried están correctos, no tienen unos papeles muy destacables, ya que casi todo el “juego” se basa en tratar de despistar al espectador, en hacerle creer lo que no es. Un juego que, como hemos dicho, ya está muy visto.
You Should Have Left resulta hasta aburrida en muchos momentos. Parece incluso que la vemos como por inercia, aunque cuesta seguir adelante con ella. Fallida en su conjunto, aunque tiene un mensaje interesante acerca del la culpa, acerca de los secretos, en el fondo todo está mal camuflado en un envoltorio muy convencional, que trata de buscar, sin conseguirlo, la sorpresa fácil.
Como muchas otras producciones, la crisis del coronavirus ha obligado a esta película a estrenarse en plataformas digitales. En este caso, además la película nos llega con bastante retraso, ya que en los Estados Unidos se estrenó en plataforma hace casi un año.
Se puede ver a través del catálogo de Movistar+.
