Con el estreno hace unos años de La momia (Alex Kurtzman, 2017) protagonizada por Tom Cruise, Universal quiso inaugurar su propio “universo cinematográfico” a través de los monstruos clásicos. Frankenstein, La momia o el Dr. Jekyll se iban a juntar en lo que bautizaron como el “Dark Universe”, sin embargo los pobres resultados de la primera película hicieron que Universal cancelara la que sería la siguiente película, La novia de Frankenstein, que iba a estar protagonizada por Javier Bardem en el papel del mítico monstruo.
Han pasado ya unos años y, aunque el estreno de El hombre invisible (Leight Whannell, 2020) haga referencia al clásico de H.G. Wells, que también estaría dentro de ese “Dark Universe”, lo cierto es que la película se aleja un poco de la historia clásica que adaptó al cine por primera vez James Whale a principios de los años treinta. Se aleja por el origen del personaje (la cinta es un origen del personaje, de hecho), pero mantiene más o menos el espíritu del mismo.
Aquí no estamos ante un brillante científico, es más la historia cambia radicalmente ya que el protagonista ni siquiera es el propio personaje que da título a la película, aunque evidentemente tiene su importancia. Más bien estamos ante un giro de tuerca sobre el propio personaje, un giro que además contemporiza muy bien la historia, adaptándola a nuestros tiempos bajo una temática tan actual como desgarradora, la de la violencia de género.
Dirige la película Leigh Whannell, autor de la maravillosa y recomendable (e inédita en España) Upgrade (2018). Al igual que aquella, Whannell dota a su protagonista de la máxima capacidad tecnológica para realizar sus acciones. Ese giro tan interesante es lo que nos hace ver que esta versión del clásico, está tan bien adaptada a nuestros días. Igualmente, el nivel de efectos visuales sigue siendo bastante bueno. Whannell tiene una buena virtud, pone al servicio de la historia las capacidades técnicas, algo que hoy en día cuesta encontrar.
Protagonizada por Elisabeth Moss (actriz conocida sobre todo por su papel en la serie El cuento de la criada), es ella quien se lleva prácticamente toda la presión de que ésto salga bien. Y resuelve con muy buenos resultados la historia, interpretando a una mujer frágil, rota e insegura, que poco a poco debe levantarse de su dolor para poder vencer aquello que lo ha torturado durante años. Quizá si hubiera que ponerle una pega a El hombre invisible sería en su escasa capacidad de emoción ante un tema como el que plantea, aunque no creo que sea su objetivo principal, si que se echa en falta algo más de intensidad. Es un tema serio y aunque sea el vehículo para el personaje, es necesario darle la importancia que merece.
A través de esa búsqueda de la verdad, para que los que la rodean crean que no está loca u obsesionada y que su pareja sigue viva, Moss se enfrenta a diversas escenas en donde debe demostrar sus capacidades interpretativas y físicas, y lo hace con bastante solvencia. Es un personaje difícil, pero ella lo retrata bastante bien.
A nivel de ritmo, a pesar de la duración de la película y de que muchos pensarán que podría resolverse en menos, la cinta cumple muy bien. Crea interés, como thriller funciona bastante bien, e incluso en algunos momentos como cinta de terror. Elabora momentos que, en conjunción con elementos visuales y sonoros, tales como silencios en espacios abiertos o el importante apoyo de la música de Wallfisch, crean tensión cuando es necesaria, aunque no evita caer en algunos clichés.
Es una película interesante, bien realizada y que adapta muy bien la historia a los tiempos actuales. Tanto Moss como Whannell hace un buen trabajo y la película realmente merece la pena.