Hemos comentado muchas veces que fuera de Hollywood, muchos otros países también apuestan por el cine meramente espectáculo, en donde todo vale. En este sentido es mundialmente conocido que Hollywood no tiene la patente y que, incluso en Europa, se intenta alguna vez este subgénero para llenar las salas de cine.
Como ya ha pasado con otros títulos, la idea es una verdadera “ida de pinza” que, si nos ponemos a pensar, no tiene mucho que envidiar a títulos como Armageddon (Michael Bay, 1998) (en donde se quería partir un asteroide en dos para evitar su colisión con la Tierra) o La Tierra errante (Frank Gwo, 2019) en donde se movía, literalmente, el planeta Tierra a otra parte de la galaxia para evitar nuestra desaparición. Son idea absolutamente descabelladas, pero que son un buen caldo de cultivo para películas con la absoluta garantía de que serán entretenidas si lo que buscamos es un cine en donde todo vale.
Porque el cine de catástrofes es, casi siempre, eso, un despliegue visual que permite desconectar perfectamente y pasar un buen rato entretenido. Su principal ingrediente consiste en un buen grupo de personajes y una trama que, aunque sea lineal (como es el caso) les lleve hasta su objetivo. Con los años se han introducido pequeños aderezos como toques de comedia, algo de drama o incluso conflictos familiares, como sucedía por ejemplo en Deep Impact (Mimi Leder, 1998).
Alerta roja ha cogido todos los elementos clásicos de este nuevo subgénero (renovado, más que nuevo) y consigue una película tremendamente entretenida, con una trama en la que se van sucediendo acontecimientos a cada cual un poco más disparatado, y que además tiene ese toque sutil de comedia. Todo ello con unos personajes que despiertan simpatía, aunque en general nos de bastante lo mismo lo que les pase. Y es que en el nuevo cine de catástrofes, lo que menos importa es que suframos con los personajes.
De factura técnica prácticamente impecable (algo que con los años se ha confirmado del cine asiático), Alerta roja nos sumerge en la acción, con escenas impactantes, con toques de comedia, personajes con los que simpatizar… los ingredientes de los que hemos hablado. Es un cine más próximo a Hollywood que a otra cosa.
Por ahí se dejan ver alguna pequeñas subtramas en donde se habla sobre las relaciones padre-hija o sobre la forma en la que enfrentarse a los miedos… tramas menores que, realmente no aportan mucho a la historia en sí misma, pero se agradecen para cortar en algunos momentos, la acción.
Cinta entretenida, en donde no hay que buscarle sentido a muchas cosas, puesto que es totalmente consciente de lo que cuenta y de a quién va dirigida.
A pesar de que el cine coreano está bastante «de moda», y de que la producción de esta película no tiene nada que envidiar al cine norteamericano de «blockbusters», sigue siendo complicado que una cinta de estas características haga mucha taquilla, y más ahora mismo con los cines prácticamente vacíos.
De momento no hay edición física de esta película y para verla hay que estar suscrito a varias plataformas VOD, como Amazon prime o Rakuten TV. En España se estrenó en estas plataformas a principios del mes de Julio.