La plataforma Netflix sigue su camino de producciones cinematográficas exclusivas, que sirven, en cierto modo, para poner de manifiesto que es capaz de meterse en proyectos complejos y completos (aunque, ¿quién duda de eso a día de hoy?).
La ciencia ficción parece un género que gusta a la mayor parte de su parque de suscriptores, de hecho, las últimas producciones propias han demostrado crear opiniones dispares entre los que las han visto, como Bright (David Ayer, 2017), The Cloverfield Paradox (Julius Onah, 2018), o la que nos atañe, Aniquiliación (Alex Garland, 2018). En todas ellas queda patente la calidad y el mimo con el que se realizan estas producciones que, en muchas ocasiones, son rechazadas por las productoras más punteras de Hollywood.
Aniquilación tiene al guionista y escritor Alex Garland como realizador. En su segunda cinta como director, tras Ex Machina (2014), el cineasta toma la primera novela de la trilogía Southern Reach escrita por Jeff VanderMeer, como material original para contarnos esta historia.
Una de las bazas más interesantes de Aniquilación, es su reparto, encabezado por Natalie Portman, en el papel de la joven Lena. Junto a la protagonista de Jackie (Pablo Larrain, 2016), encontramos a Oscar Isaacs que ya trabajó en la anterior cinta de Garland, Jennifer Jason Leigh, Gira Rodriguez y Benedict Wong. El plantel interpretativo sin duda antecede a las buenas vibraciones que la cinta pueda transmitir.
Pero si algo no queda del todo bien cerrado en Aniquilación, es su guión. Garland, experto ya en esas lides, no termina de convencer con su texto, dejando sin cerrar cierta cantidad de incógnitas y preguntas, que no hacen más que dudar sobre si realmente quería tomarse en serio la historia. Son detalles, sí, nada achacables a un nefasto montaje o a un recorte por excesivo metraje, no… son detalles que parece que a Garland no le importan demasiado.
Bajo el gran caparazón de Aniquilación se esconde, probablemente, unas muy buenas ideas, unas muy buenas expectativas, pero lo cierto es que, tras verla, uno puede quedar bastante confundido, por numerosos motivos, que incluso le llevan a pesar si realmente ha comprendido lo que Garland/VanderMeer le han querido contar.
Y es que hay numerosas escenas que buscan más el impacto visual que otra cosa (y lo consiguen), buscan más la recreación en lo formal, en lo estético que en lo que realmente podría contar tras ello. Sí, hay pasajes que parecen de relleno, y en este aspecto, la película tiene momentos un poco lentos. Si logramos que Garland nos atrape, los salvaremos sin problemas.
Aniquilación es ciencia ficción tomada con estilo, con seriedad, no es una cinta para nada complaciente, y desgraciadamente no termina de contar con todas las herramientas necesarias para que sea redonda o se acerque, al menos, más a la ciencia que a la ficción, como parece ser que pretende.
Visualmente es espectacular, la fotografía de Rob Hardy (también colaboró con Garland en Ex Machina) curtido en documentales y vídeos musicales es una delicia, que junto a los efectos digitales creados, conforman un ambiente extraño, confuso e incluso aterrador en momentos puntuales (la escena del oso es, posiblemente, de lo mejor de la película), que culmina en un final tan extraño como complejo al mismo tiempo.
Se echa en falta quizá algo más de fuerza en muchas de las escenas, que los personajes no parezcan meras marionetas, que tengan algo más de presencia y que no sea tan evidente su final. Aniquilación no es perfecta, pero podría haberlo sido.
Quien sabe si Garland adaptará las próximas dos novelas, Autoridad y Aceptación, pero posiblemente, debería preocuparse de muchos otros aspectos de guión, sin dejar de lado la importancia y la esencia que pueda tener la novela. Es complicado adaptar ciencia ficción, seguramente, pero los problemas de Aniquilación nada tienen que ver con su género.
Cuando se presentó el montaje de la película, los ejecutivos de Paramount Pictures, que es quien iba a estrenarla en cines, la consideraron excesivamente intelectual, y que no atraería al público en masa. Pidieron tanto a Garland como al productor Scott Rudin, que hicieran una serie de cambios, entre ellos en el personaje de Natalie Portman. Ni Garland ni Rudin aceptaron, por lo que Paramount Pictures se apeó del proyecto parcialmente, ya que tanto en los Estados Unidos como en China, si la distribuye en cines. Netflix se encargaría del resto del mundo.
En España, se puede ver a través de la plataforma Netflix, y está editada en bluray por Paramount (marzo de 2019).