Nuevo producto de Scott Derrickson (Denver, 1966) más enfocado hacia el terror que hacía otro género distinto a los tocados por el cineasta. Posiblemente su ‘top’ dentro de él sea la más que aceptable Sinister (2012), y aquí parece que ha pretendido repetir fórmula (y parte del equipo que trabajó en ella) pero el resultado es algo inferior, a pesar de que Black Phone tiene ciertos detalles que merecen destacar.
Sinister (2012) tenía una historia ciertamente malrollera, con un hilo narrativo que daba grima y con un Ethan Hawke bastante bien aprovechado. Aquel tándem, acompañado además por el guionista Robert Cargill (con quien Derrickson ha trabajado en varias ocasiones), funcionó bastante bien, dentro de las limitaciones que tenía aquella película. Desgraciadamente en Black Phone, este equipo no termina de convencer, con una película que, por momentos uno no sabe bien hacia dónde va o sobre qué nos quiere hablar.
Eso sí, de lo que no hay duda es de que tiene elementos que, bien cocinados, podrían habernos dado un buen plato. Entre ellos su atmósfera, esa ambientación setentera (con sus limitaciones técnicas para encontrar pistas, dar con el ‘villano’…) podría ser que está de moda, sí, pero aquí creo que encaja bastante bien con la historia (muy simple, demasiado, por otra parte). Derrickson ya demostró también que sabe crear buenas atmósferas, ya no sólo por la anteriormente mencionada Sinister, sino también en Líbranos del mal (2014) o incluso es su primera gran producción de Hollywood El exorcismo de Emily Rose (2005).
Tener a Ethan Hawke, uno de los actores con más carisma y buen hacer que hay y lleva habiendo desde hace décadas, en un papel al que no se le ha sabido explotar… no tiene perdón. Una pena que este captor (que sí, que impone pero sólo la primera vez), habiendo tenido el rostro/voz de otro actor, no habría cambiado prácticamente en nada la película. En resumen, muy desaprovechado, a pesar de que es en los minutos finales cuando parece que vemos realmente su potencial.
Y así hasta dar con varias teclas que no parecen haberse pulsado con el tempo adecuado. Su ir y venir, sus pretensiones de thriller-sobrenatural, algunos pasajes ciertamente previsibles… apenas hay sorpresas en este producto. ¿Debería sorprendernos?, sí y no. Que sea un producto Blumhouse no, pero que venga de la mano de Derrickson, quizá. Sabemos que talento tiene, sabemos que buen ojo tiene, pero quizá esta historia (adaptada de un relato de Joe Hill, hijo de Stephen King y cuyas adaptaciones al cine/televisión no es que sean especialmente memorables, ésta no iba a ser menos) no es precisamente lo que mejor le ha venido.
Película para pasar un poco el rato, terror muy ligero (y digo terror, porque más de uno pensará que es una cinta de terror), buena atmósfera, pero en general es una película que se pierde demasiado. Trata de hablar del respeto, de la seguridad de uno mismo, a través de familias rotas… pero al final todo esto se diluye en lo que prácticamente todo el mundo quiere saber, cómo el protagonista podrá escapar y si se cargará al malo, punto.