Primera película de Adam Berg tras una trayectoria envuelta en cortometrajes, vídeos musicales y publicidad. Es precisamente el mundo del cortometraje lo que le une al escritor y productor de cine Jerker Vidborg, con quien colaboró en uno de sus primeros trabajos audiovisuales, In (2011), que adaptaba una idea del novelista.
Hasta aquí la premisa principal que, a priori puede resultar bastante interesante por el elemento que se interpone entre la protagonista y su fin, como es el territorio helado. Al margen de que el guion deja numerosos cabos sueltos, como, por ejemplo, más detalles sobre el conflicto que ha generado esa especie de inestabilidad mundial, o más información sobre el grupo de soldados que acompañan al personaje de Rapace, por lo general no se trata de una película que aspire a mucho más que ser un mero entretenimiento.
Y aquí queda una de las pegas. Con el potencial que tiene casi que da cierta rabia que la mayoría de situaciones o escenas se resuelvan de un modo “estándar”, con poca personalidad a nivel de dirección, y eso que es una ‘opera prima’ el director podría lucirse. No sabemos si las decisiones tomadas han sido a nivel de productor o a nivel de presupuesto, también es verdad. Pero cuando uno termina de ver Cangrejo Negro tiene la sensación de que podría haber sido algo más de lo que es.
A nivel visual, la película cumple. Una fotografía solvente, y unas escenas de acción que, sin ser un alarde de ingeniosidad, están resueltas correctamente. La trama avanza, con pocas sorpresas (alguna que otra) y los personajes son ‘tocados’ un poco por encima, salvo el de la propia protagonista que, evidentemente, tiene más peso, y también incluye un cambio significativo (bastante) con respecto a la novela. No lo desvelaremos por si interesase leerla.
Berg debuta así con una producción sencilla, muy poco pretenciosa, que parece más una cinta de encargo que otra cosa y que tampoco viene a descubrir nada. Es una película que habla del dolor, de la venganza y de la necesidad de resarcirse de los errores del pasado a través de logros en el presente. Noomi Rapace, actriz sueca asentada ya en el ‘star system’ (por decirlo de alguna forma) de Hollywood vuelve a su idioma natal para dar vida a una mujer con carácter, en un papel que no difiere mucho de los que ha interpretado a lo largo de su carrera.
Si que es verdad que algunas subtramas se tocan un poco de pasada y parece que la película va a ir por esos derroteros (entre ellos esa especie de doble final), quizá en algunas partes le hace falta más concreción y menos ‘paja’. Pero es un mal menor, teniendo en cuenta las pocas aspiraciones a gran título que tiene.
La propia Netflix adquirió los derechos de la película, por lo que desde un primer momento su idea era estrenarla en plataforma. Seguramente el gancho de tener a Noomi Rapace en el reparto fue algo que tuvo bastante que ver.
Sólo es posible verla a través de Netflix.
