Prácticamente desconocido en nuestro país, Jon Watts nos trae su nueva cinta, Coche policial, una película sencilla bajo la «tutela» de Kevin Bacon, su productor ejecutivo y también secundario (o protagonista, según se mire) del filme. Watts, que se encargará del próximo relanzamiento de Spider-Man, apenas se arriesga y factura una cinta simplemente correcta.
Salido de la factoría del cortometraje (no en vano su primer largometraje en solitario Clown (2014) bebía de un corto suyo), Jon Watts ha decidido apostar con Coche policial, por un cine sencillo, llevándonos sobre todo al aislamiento entre personajes, en donde apenas contamos muchos más diez. La utilización de pocos roles, le añadía a Coche policial más complicación, ya que las interacciones entre ellos deberían marcar (y mucho) el ritmo de la película. Aunque no le ha quedado una película perfecta, se deja ver, es quizá un poco lenta pero uno se da cuenta de que la premisa no da para mucho más.
Y es por eso precisamente por lo que mencionábamos los orígenes de Watts. Coche policial habría sido un cortometraje efectivo, llamativo y si hubiera mantenido a Bacon, hasta habría dado la campanada en algún prestigioso festival. Pero el excesivo alargamiento de algunas escenas y la incursión de otras que, apenas aportan algo interesante, convierten a Coche policial en una cinta un poco floja.
Ojo, que tiene mérito Watts al combinar tan pocos ingredientes/detalles, en un producto de casi noventa minutos, sin que uno se aburra totalmente o sin que bostece alguna que otra vez. Pero en una historia tan sencilla, se echan de menos muchas cosas, como más “persecución”, más intriga, más datos (¿Bacon es un buen policía o no?). El hecho de no postularse con sus personajes bajo el amparo de “no es importante” le recorta muchos puntos a Coche policial. Vale, la historia de los niños nos interesa (aunque el final se presenta predecible), pero… ¿no hay más?
A nivel interpretativo, todos están correctos, incluso el propio Bacon (adoptando ese acento pueblerino), cuya presencia en la película sin duda es el mayor gancho, aunque su ejecución no es precisamente prodigiosa, sino que se queda en una mera y simple buena interpretación.
Coche policial es cine pausado, tranquilo, que prepara interés y sobre todo que apuesta por una idea muy sencilla. Lástima que Watts no ha sabido dosificar lo poco que tenía, sino que se ha dedicado a estirar el chicle y termina convirtiendo su película en una cinta casi sin alma, sin apenas nada que destacar.