Hace diecisiete años, Zack Snyder dirigía su opera prima Amanecer de los muertos (2004), no volvió a tocar la temática zombi desde entonces. Su reencuentro con este subgénero en el que sin duda George A. Romero fue y siempre será un referente, se produce con un guion propio escrito hace casi el mismo tiempo. Ni Snyder es el mismo, ni la historia es la misma, y tampoco el público es el mismo.
La trama, a grandes rasgos claro, de Ejército de los muertos, recuerda quizá a la reciente Península (Yeon Sang-ho, 2020), secuela de la más que notable Train to Busan (Yeon Sang-ho, 2016). La génesis, un grupo de marginados/repudiados/desesperados/héroes debe adentrarse en un territorio infectado por el enemigo, conseguir el dinero y salir con vida. Hasta aquí, las premisas son muy similares.
Pero Snyder no es dado a copiar argumentos, máxime cuando se trata de historias originales, de los que encontramos únicamente dos hasta la fecha en su filmografía: la cinta que nos ocupa y Sucker Punch (2011). El tratamiento que aquí hace del personaje del zombi, difiere en unos cuantos aspectos, al icono tradicional y que bien retrató en su carta de presentación, la que posiblemente sea su mejor película. Aquí nos encontramos con unos muertos vivientes más cerca quizá del vampirismo que del inframundo. Son más ágiles, se organizan en grupos, pueden reproducirse, se comunican (aunque esto casi que Romero ya lo dejó caer en La tierra de los muertos vivientes (George A. Romero, 2005)), y sobre todo parecen algo más inteligentes. Son zombis que no han perdido su capacidad de pensar en su totalidad. Curiosa apreciación la de la aparición de lo que parecen zombis-robot (quizá se aclare en la futura secuela).
Ejército de los muertos es una película muy gamberra, bastante cafre, pero sobre todo y como suele ser habitual, excesiva en multitud de aspectos. No cuenta con un guion modélico, y aunque trata de buscar un equilibrio entre el drama y la acción, el fuerte peso a nivel estético que tiene todo el “asunto” zombi, hace que prevalezca sobre cualquier cosa. Posiblemente con un guion más certero la cosa habría salido mejor parada.
Ya en Amanecer de los muertos (resulta inevitable compararlas en ciertos aspectos) el elemento del humor estaba presente muy sutilmente, algo que también estaba en las cintas de Romero. Aquí el humor, posiblemente no favorezca a la película, no es precisamente algo por lo que destaque y hasta en ocasiones resulta forzado y previsible.
Tras casi una hora de presentación de personajes, trama principal y relaciones entre ellos, la película deambula, principalmente entre dos arcos narrativos. Por un lado, las relaciones paterno-filiales, representadas en los personajes de Dave Bautista y Ella Purnell (correctos, sin mas). Un claro ejemplo sobre el perdón, la culpa y la búsqueda de la redención a través del trabajo en equipo. Sí, no es nada nuevo, Snyder lo sabe, pero en la historia habría sido difícil meter otra trama. Posiblemente hace 15 años habría funcionado mucho mejor.
Y por otro lado tenemos el arco más movido, el que corresponde al robo del dinero (recuperación, más bien), y en donde los secundarios ganan mucho más peso. Son personajes fácilmente identificables, y con poca novedad/profundidad. A pesar de que en este arco se intenta generar cierto misterio (con el personaje interpretado por Garret Dillahunt) lo cierto es que ya sabemos hacia donde va a ir la cosa.
El uso de efectos digitales resta artesanía a una película que, en conjunto no destaca demasiado, ni siquiera en las dos ‘set pieces’ de acción que tiene, sobre todo los dos actos de la última, con una trepidante huida en helicóptero. No esperemos terror, por que Ejército de los muertos no va de ese palo. Ah! y para los que esperan una película de acción sin tregua… también que se abstengan.
Heredera de títulos como 1997: Rescate en Nueva York (John Carpenter, 1981), Aliens: El regreso (James Cameron, 1986) o incluso Doomsday: El día del juicio (Neil Marshall, 2008) es una película con más sombras que luces, que podría llegar a decepcionar por que la premisa da para otro tipo de producto, y que no termina de convencer en muchos aspectos.
No obstante, es entretenida, se hace algo pesada en algún que otro pasaje, pero no podemos crucificarla sin más, simplemente porque lleve “Snyder” en sus títulos de crédito, un director que no suele dejar indiferente. Por cierto, nos queda todavía la serie de televisión y la secuela, así que el tema seguirá dando que hablar.