Sin contar su paso por la televisión con la serie Tokyo Vice (2022), Michael Mann se vuelve a poner al volante (nunca mejor dicho) de una nueva película. Ferrari nos cuenta una etapa en la carrera de este ingeniero que desarrolló una marca icónica además de establecerse como un referente en el mundo de las carreras de coches.
La cinta de James Mangold Le Mans ’66 (2019) le colocaba como productor dentro de una historia sobre rivales ambientada en la época dorada de los años sesenta. En aquella ocasión, Mann no dirigía, pero ahora con Ferrari se ha tomado muy en serio la historia acerca de esta leyenda, en un proyecto en el que se involucraron Hugh Jackman o Christian Bale.
Los pilares, a nivel interpretativo, de la película son sin duda su pareja protagonista, Adam Driver y Penélope Cruz. Driver, encarna con sobriedad al ingeniero (además de ser uno de los productores de la cinta), un hombre de marcado carácter y que, a tenor de lo que vemos, no era aficionado a sonreír demasiado, además de ser bastante inconformista y poco dado a mostrar sus sentimientos. Por otro lado, la más que notable interpretación de la actriz española como Laura Ferrari, la esposa y socia de Enzo y con la que mantuvo una relación bastante tóxica marcada por la muerte de su único hijo.
Nada más que añadir. Sin duda el peso de la película se lo llevan ellos con magníficas escenas en las que reflejan ya no solo el dolor, sino la relación profesional que mantenían, prácticamente siempre en constante tensión que lleva a momentos bastante duros. A las interpretaciones de ambos, hay que añadir ya no sólo a los secundarios que siempre han estado muy bien tratados por Mann en sus películas, sino toda una espléndida caracterización y vestuario que reflejan la sociedad del momento, las clases.
Llama poderosamente la atención el cuidado con el que Mann ha tratado la imagen en Ferrari. Erik Messerschmidt (ganador de un Oscar por su trabajo en Mank (David Fincher, 2021) se ha encargado de este proyecto. Habitual colaborador de David Fincher, Messerschmidt opta por imágenes poderosas, icónicas cuando se trata de retratar a Ferrari y siempre con una paleta cromática que nos refleja muy bien la época o la zona donde se desarrolla la trama. La importancia del rojo y el amarillo, marcan sin duda momentos importantes dentro de la historia.
Otro elemento al que hay que prestar especialmente atención es al sonido. La película fluye musicalmente entre las notas de Daniel Pemberton y un cuidado en los efectos que potencian las escenas de carreras, donde el rugido del motor se adueña de cualquier secuencia.
Ferrari no es un ‘biopic’ con una estructura convencional, es decir, no es una cinta en la que se hable del personaje desde sus inicios hasta su declive, sino que se centra en un período traumático y ambicioso de su carrera. Una historia sobre el dolor, el duelo, la ambición o el riesgo. Una película con personajes muy marcados y estructurados.
Para el propio Driver podemos decir que su personaje atraviesa por una gran montaña rusa de emociones, que van desde la tragedia familiar, pasando por el amor, por la ambición, e incluso por la guerra que mantiene con su mujer, que controlaba gran parte de su empresa y con quien vivía a pesar de su poco tacto con ella y de sus continuas infidelidades, entre otras cosas.
Quizá no estamos ante la gran obra que podría retirar a Mann, no estamos ante su mejor película, sin duda. El director tiene en su carrera varios y grandísimos pilares sobre los que se han fundamentado algunas épocas del cine norteamericano (El último mohicano (1992), Heat (1995) o Collateral (2004), pero si es verdad que sus últimos trabajos cinematográficos quizá no terminaban por saciar las ganas que muchos tenían de ver a uno de los pocos buenos directores que quedan de aquella época de los noventa.
Ferrari es una producción muy bien rodada, cuenta una historia compleja, con altibajos (la historia, no su ritmo a pesar de su duración), con un reparto en el que brillan desde Adam Driver hasta incluso Patrick Dempsey, cuya mera presencia ya resulta interesante. Todo en un producto íntegro, poderoso y bien escrito. No es perfecta, pero sí es interesante de ver.