La terrible ausencia de grandes estrenos en lo que llevamos de 2020, algo que parece que se dará todo el año a tenor de los constantes retrasos de algunos títulos, nos trae directamente en plataforma de streaming, la nueva película protagonizada por Tom Hanks. Una especie de thriller bélico ambientado en los primeros años de intervención de la marina norteamericana.
Dirige Aaron Schneider, ganador del Oscar, hace ya unos años, con el cortometraje Two Soldiers (también sobre militares) y que se lanza a su segundo largometraje con una solvente producción en donde encontramos a la Playtone Records del propio Hanks (que también escribe el guión). Schneider resuelve con bastante solvencia, la realización de una historia que se desarrolla en dos días y que nos deja entrever con bastante realismo, cómo era el mundo de las batallas navales.
Donde quizá la película no termine de llenar al espectador es en cuanto a sus personajes. Una de las principales (y además importantes) falla de Greyhound: Enemigos bajo al mar es su nulo desarrollo de personajes, en donde no hay prácticamente profundidad en ninguno de ellos. El espectador asiste únicamente como eso, como un espectador, sin involucrarse de ninguna forma en la historia. Este punto negativo impide que se empatice con los personajes o que se sufra con ellos, puesto que es fácil mostrar una absoluta indiferencia ante lo que les sucede.
Un problema que se agrava cuando la historia pretende sentimentalizar situaciones para humanizar a los personajes (que son humanos, pero carentes de fondo). La película en ningún momento logra emocionar o despertar sensaciones que nos hagan temer por los personajes, puesto que no nos hemos podido identificar con ninguno.
A este problema hay que sumarle lo repetitivo de sus situaciones. Y es que al final uno termina siendo testigo de lo que no es más que una serie de “set pieces” separadas por pequeñas escenas algo más calmadas, pero que luego dan paso a una fórmula repetitiva. La película no aporta demasiada novedad, a pesar de que las escenas de “batallas” están bastante bien rodadas (con un uso muy bueno de CGI).
El gran conocimiento que C.S. Forester tenía del mundo marino (recordemos que sobre sus libros se basan cintas como El hidalgo de los mares (Raoul Walsh, 1951), ¡Hundid el Bismarck! (Lewis Gilbert, 1960) y el clásico de John Huston, La reina de África (1951)) hace que la adaptación en el guión tome mucha terminología y, aunque esto le da muchísima credibilidad, puede resultar un tanto confuso para los que no saben absolutamente nada de barcos.
Schneider también aporta su buen hacer a la hora de mover la cámara con actores reales. El concepto de espacio está muy bien definido, moviendo con soltura los objetivos dentro fuera del barco, atravesando el puente de mando… siempre sin olvidar que estamos ante un espacio reducido.
Greyhound: Enemigos bajo el mar es una cinta floja, a grandes rasgos, muy bien hecha, pero peca de un gran defecto como es que no le importan muchos los personajes. A esto hemos de añadirle un nivel interpretativo justo (salvando al propio Hanks), y una factura técnica bastante solvente. No es una película larga y eso quizá es lo que la salve de más negativos.
Aunque detrás haya grandes productoras como Bron, Playtone Records (de Tom Hanks) o Filmnation, entre otras, como muchos otros estrenos de este 2020 y por la crisis de la COVID 19, se decide estrenarla en la plataforma de Apple, algo que hasta al propio Tom Hanks le entristeció. Su fecha de estreno en los Estados Unidos estaba fijada para el 12 de Junio.
Sólo puede verse a través de la plataforma AppleTV+.