No hay duda de que la carrera del valenciano Paco Plaza se ha desarrollado sobre todo en el género del terror. Títulos notables como El segundo nombre (2002), [REC] (2007) o Verónica (2017), son una muestra más que solvente de que se mueve como pez en el agua por este terreno. Si a esto le sumamos el guion de Carlos Vermut, escritor/director con un estilo muy particular, el resultado que vemos en La abuela (2021) es el de una película casi única en su especie, y más si nos referimos al terror dentro del cine español.
La historia de La abuela (Paco Plaza, 2021) pivota sobre dos géneros, el terror y el drama. A pesar de que es una cinta más próxima al primero que al segundo, tampoco sería justo olvidar lo que hay tras la historia de la película, una realidad patente y visible, la del cuidado de los mayores. La película no va por ese rumbo, pero bien podría hacerlo, en el momento en el que el terror queda a un lado (que no suele pasar mucho durante su metraje). Esa combinación entre el drama y el horror, es lo que la hace especialmente interesante.
Sobre ambos pilares, Plaza (ideador de la historia) construye una cinta oscura, con una ambientación magnífica, apoyada sobre todo por ese escenario como es la casa en la que se desarrolla prácticamente toda la película. El hecho de contar con dos únicos personajes (aunque hay algún secundario más), la confiere también ese toque casi de obra de autor. La complejidad de abordar una historia como la de La abuela apoya más la trayectoria de Plaza, director muy a tener en cuenta.
La abuela no tiene demasiados diálogos, y la presencia de dos actrices tan opuestas generacionalmente como son Almudena Amor (vista en El buen patrón (Fernando León de Aranoa, 2021) y que lleva prácticamente todo el peso del filme) y Vera Valdez (con más experiencia como modelo hace años que como actriz), recrean una historia opresiva, angustiosa en ciertos momentos y llena de buenas escenas. Tenemos una buena historia, buenas intérpretes, una buena ambientación… podemos decir pocas cosas malas de La abuela, sinceramente.
Quizá su ritmo no sea lo más atractivo, pero cada cosa requiere un tiempo. Y posiblemente su historia tampoco sea lo más convincente para el público en general. Pero dado que estas dos cosas dependen más del gusto personal, La abuela merece una buena oportunidad.
Una película interesante, que nos abruma con su inusual puesta en escena, con su textura de imagen (rodada en 35 milímetros), con ese regusto al cine de terror de los setenta, a Polanski… es una película hecha con buen gusto y por un director con las cosas muy claras.
Para los menos exigentes… ¿da miedo? Bueno quizá es una cinta más próxima al desasosiego que al miedo gratuito. Todo parece llevar hacia la revelación de un secreto, sentimos con los personajes (sobre todo con el de Susana, su incertidumbre, su inseguridad, su miedo, su pena…) No esperemos ‘jump scares’ o sustos fáciles, ni Plaza ni Vermut han buscado eso, sino algo más.
