El valenciano Paco Plaza parece haberse asentado (y muy bien) en el género del terror. A pesar de que en su carrera tiene algunos trabajos más próximos al thriller, no hay duda de que es un director muy a tener en cuenta, cuando se habla de este género.
Sus comienzos, junto a otro nombre importante como es el de Jaume Balagueró, parecían haberle mantenido en la sombra, pero con trabajos como El segundo nombre (2002) o [REC]³: Génesis (2012) deja claro que, por sí solo, también es bastante solvente como realizador.
Con Verónica, el director toma como referencia un incidente real que ocurrió en los años 90. Cambiando algunos datos, como el nombre de la protagonista, relata una historia que mezcla el terror y la cotidianidad. Como resultado de esta mezcla, la película tiene un halo bastante cercano al realismo, lo que hace empatizar fácilmente con los personajes y las situaciones.
A pesar de que la historia está bien, los personajes están bien, el hecho de que esté basado en un hecho real, le aporta más interés… la cinta falla en algunas cosas, como por ejemplo en el reparto. Teniendo a una debutante como es Sandra Escacena como protagonista, quizá no sea una interpretación redonda. Su naturalidad le da más realismo a la historia, pero en los momentos dramáticos es donde quizá se resiente un poco por la inexperiencia. Aun así, sin destacar demasiado, podríamos decir que es una interpretación bastante correcta.
El resto de secundarios están también solventes. Poca veteranía hay en su ‘cast’, salvo, Ana Torrent, que da vida a la ajetreada madre de la protagonista (por cierto, poco o nada sabemos sobre su ella).
Una película interesante de ver, que genera interés, con una buena dirección y que tiene una atmósfera muy lograda, gracias a la dirección artística y a un buen diseño de sonido. Paco Plaza sigue demostrando que tiene una buena mano para generar ambientes incómodos, historias truculentas y personajes interesantes.