Nick Murphy se estrena en las salas de cine (lleva unos cuantos años haciendo televisión) con La maldición de Rookford, un ejercicio bastante flojo pero que en el fondo esconde buenas intenciones, tratar de hacer pasar un rato incómodo al personal.
El salto de la televisión al cine, suele ser importante para cualquier realizador. Nick Murphy no es una excepción y tras labrarse cierta reputación en la televisión británica, la BBC, ha dado su paso como realizador con La maldición de Rookford, cinta de misterio con algunas pinceladas de terror, pero todo bastante descafeinado.
La historia de La maldición de Rookford quizá nos suene a historia trillada, a cuento manido o incluso a colección de clichés pero envueltos en otra época y con menos presupuesto. Bueno, no estamos tan alejados de la realidad, pero al menos la película cuenta con algún que otro punto a su favor. El guión no termina de cuajar y por momentos, parece divagar entre una cinta de misterio, de terror e incluso un romance de época. Demasiadas mezcla no suelen ser buenas.
La escasa experiencia cinematográfica de Murphy queda patente en muchos aspectos de la película. Tomemos esto no como algo negativo, sino como un pequeño defecto, puesto que por lo demás, la película es correcta en su mayoría y apenas lastra más pegas, al menos desde un punto de vista más puntilloso. El elenco interpretativo, lejos de ser excesivamente carismático y transmisor, está correcto y no se le puede pedir mucho más.
Quizá el punto más interesante a tener en cuenta cuando vemos La maldición de Rookford sea su puesta en escena, y es que la película está muy bien ambientada. El colegio (visto como un personaje más) destila cierto enrarecimiento y ese mal rollo necesario para que ciertas escenas se desarrollen a la perfección, dentro de los límites de la película, claro.
Por lo demás, estamos ante una película sencilla, poco atrevida y que parece estar más preocupada por que el empaque visual esté correcto que por apostar en algo nuevo. La eficacia de sus imágenes es quizá lo que llama la atención de todo el conjunto, puesto que el resto es trabajo, prácticamente, ya visto y/o hecho.
La maldición de Rookford se ha molestado, eso sí, en ahondar en los personajes e incluso en sorprendernos, pero una lástima que tras haber bebido de otras fuentes contemporáneas, (aunque el arranque sea bastante interesante) todo quede diluido en un pasable pastiche de época con fantasmas incluido.