Love, Death & Robots (T2)

Love, Death & Robots | 2021
20 de mayo de 2021

Segunda temporada de la serie creada en 2019 por Tim Miller, director de la gamberra Deadpool (2016) y que vuelve a reunir varias historias con el amor, la muerte… y la robótica como elementos narrativos. Sigue siendo una serie más enfocada al público adulto que al infantil, pero el nivel técnico es realmente soberbio. A pesar de ser menos historias, sólo ocho, se disfruta igualmente y vuelve a transportarnos a mundos fantásticos, con personaje asombrosos e historias que mezclan géneros como el drama, la comedia o la ciencia ficción.

El primer episodio resulta un buen aperitivo y una más que agradable presentación. Su tono cómico y su factura más próxima a esos dibujos animados alocados, que al fotorrealismo (aunque no se aleja de la realidad en su factura), la convierten en una propuesta atractiva, quizá de las más originales que nos vayamos a encontrar. Una historia que, en cierta forma refleja un poco un futuro ya visto, por ejemplo, en títulos como Yo, Robot (Alex Proyas, 2004) o la maravillosa Wall-E (Andrew Stanton, 2008), donde máquinas y humanos conviven y en donde existe la convicción de que hay y habrá cierta armonía. Con un humor ligero (y algo sangriento) pero simpático, este episodio resulta muy entretenido.

La segunda historia es la única que recurre a la animación no realista (más próxima quizá a los trazos de Tartakovsky) pero sigue estando hecha a través de CGI. Nos habla de un mundo en el que los humanos (o robots, no queda muy claro) han sido modificados para resistir el frío y además tener mucha resistencia. Y como contrapunto, nos presenta los “extro”, que son los que no han sido modificados. Una historia sobre la necesidad de grupo, sobre esa época de la adolescencia, sobre los retos

La tercera historia, que tiene por título ‘Respuesta evolutiva’ (Pop Squad en su versión original) vuelve a utilizar la animación hiperrealista por ordenador para contarnos una historia sobre la conciencia humana y, por ende, la naturaleza del ser humano. Con claras inspiraciones en Blade Runner (Ridley Scott, 1982), Matrix (Andy Wachowsky y Larry Wachowsky, 1999) o incluso El quinto elemento (Luc Besson, 1997), se acerca más al drama existencialista a través de un personaje duro pero vulnerable al mismo tiempo, que se pregunta realmente si su futuro es el que realmente quiere, y se cuestiona su rol en la sociedad.

‘Respuesta evolutiva’. (Love, Death & Robots)

Con la cuarta historia, nos pasamos a la acción. Dirigida por el equipo creativo del videojuego God of War (2018), nos habla de la inmortalidad, de la necesidad del amor y del paso del tiempo. A través de una espectacular animación hiperrealista, el fragmento también reflexiona sobre lo eterno, sobre lo inmortal. La acción y el romance son los principales ingredientes de los que se vale para ello.

La quinta historia, a pesar de lo breve de su premisa y de lo fácil de su propuesta, llama especialmente la atención por su técnica. Una mezcla de texturas (casi como si fueran pinceladas de un cuadro) con un movimiento que simula el ‘stop-motion’ sin llegar a serlo, evidentemente. Si queremos hacernos una idea, podemos ver algún episodio de la serie infantil Las aventuras de Paddington (2020), en donde se puede apreciar un poco esta técnica. Hay que obviar las texturas, evidentemente. Este fragmento está más próximo al terror que a otra cosa y nos recordará a la película de Netflix de Vicenzo Natali con un título bastante parecido, En la hierba alta (2019).

‘La hierba alta’. (Love, Death & Robots)

Llegamos a uno de los cortometrajes más originales y breves, Por toda la casa, esta adaptación del relato de Joachim Heijndermans, que además de guionista y escritor es coleccionista de juguetes. Una historia que parece inspirada en la del personaje de Krampus, y que con su mezcla de humor y terror, consigue sacarnos una sonrisa hasta su final. Un claro ejemplo de contención narrativa, sin duda. La realización con la técnica del ‘stop-motion’ nos recuerda quizá a algunos títulos ‘burtonianos’ como Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick, 1993) o Frankenweenie (Tim Burton, 2012).

En el tramo final nos topamos con la séptima historia, protagonizada por Michael B. Jordan (cuesta diferenciar si se trata del actor real o de una recreación digital). Interpreta a un piloto espacial que se estrella en un planeta y es asediado por un robot que, se supone, iba a echarle una mano. Sí, nos viene a la cabeza parte de la trama de la cinta Planeta rojo (Antony Hoffman, 2000), pero aquí estamos ante una historia que parece más preocupada de sus alardes técnicos que de otra cosa. Un mero ejercicio ‘survival’ en donde la tensión es clave para mantener atento al espectador, y poco más.

El colofón a la temporada lo pone la adaptación del relato de J.G.Ballard (que tiene por título en castellano ‘El gigante ahogado’), dirigida por el propio Tim Miller. Ballard, autor de las novelas El imperio del Sol, Crash o High Rise (todas ellas llevadas al cine) habla con un tono que roza lo poético-científico. Habla de lo efímero que resulta el maravillarse o el encontrarse con algo fuera de la cotidianidad para, posteriormente, pasar al olvido en poco tiempo. El tono melancólico con el que está contado resulta realmente maravilloso y supone un cierre de temporada notable. Atentos a los dos guiños que tiene, uno con el tercer episodio y otro con el propio Ballard.

‘El gigante ahogado’. (Love, Death & Robots)

Esta segunda temporada de Love Death & Robots sigue manteniendo el nivel (al menos la mitad por que son menos episodios) que su antecesora y es todo un maravilloso deleite para la vista quedarse asombrado ya no sólo por la técnica de sus historias, sino por el trasfondo que hay en ellas.

Una pena que sólo disfrutemos la mitad que la anterior temporada.
10

+Info
Creada por
Tim Miller
Nacionalidad
USA
Número de episodios
8 (14 minutos por episodio aprox.)
Emitida en
Netflix
En la red

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