No resulta demasiado chocante el hecho de que Vaiana, la última cinta Disney, tenga a una protagonista en vez de a un protagonista. Un tema tan candente y tan actual como parece ser la discriminación por sexo tanto en Hollywood como en gran parte del mundo, era una oportunidad para Disney, aunque esta cinta se haya gestado unos años atrás. Supone además su nueva lección sobre la vida, la esencia principal de la gran parte de sus películas.Aún con ese ánimo leve de adoctrinar, parece que ha dejado de lado otras cuestiones más cinematográficos y/o artísticas, y se ha desviado de una trayectoria que, con títulos anteriores (incluso a la todavía exitosa Frozen: El reino del hielo (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013)), parece ir bien encaminada.
Tampoco resulta chocante que los directores de Aladdin (1992) o Hércules (1997), se hayan hecho con este proyecto, ya que hay varios puntos en común entre las tres películas que, a nivel de historia, merecen una pequeña pausa para el análisis. ¿Se ha estancado Disney en las historias comunes?
Y es que parece que la gran corporación apuesta por historias menos elaboradas que su otra mitad, Pixar, en donde la luz siempre brilla en cualquier parte de la película. Aquí, en Vaiana, con un extraordinario nivel técnico, parecen haberse dejado llevar por una historia muy simplona, demasiado sencilla.
Como sucedía también en anteriores trabajos como la mencionada cinta de Buck/Lee, la espléndida Zootrópolis (Byron Howard y Rich Moore, 2016) o incluso Big Hero 6 (Don Hall y Chris Williams, 2014), Disney parece haberse centrado últimamente en historias sobre un personaje y su absoluta obsesión por conseguir lo que quiere/busca/necesita. A nivel de historia, resulta demasiado simple. Pero la fórmula sigue aderezando ésto con interesantes elementos que camuflan muy bien las carencias.
El hecho de contener personajes secundarios tremendamente carismáticos, aquí por ejemplo a Maui (con la voz en la versión original de Dwayne Johnson), de otros que añaden el toque de humor a la película, y de un villano muy suave (marca de la casa), sin duda apoyan la teoría sobre una estructura en serie para la gran parte de sus producciones animadas.
No obstante, Vaiana es sumamente entretenida, una película que, a pesar de su duración no consigue hacerse pesada o cansar. Lo apabullante (en el buen sentido) de su nivel técnico, consiguen sumergirnos totalmente en el mundo de su historia. La maravillosa paleta de colores, el espectacular sonido (incluida la banda sonora de un “desparecido” Mark Mancina), sin duda ayudan mucho a que nos sintamos atraidos por ella.
La inclusión de números musicales, ese intento por volver a la génesis o a los orígenes de Disney, no termina por cuajar aquí. Quizá salvemos un par de ellas, pero el resto no resultan ni atractivas, ni pegadizas y no logran convencer.
Vaiana es una cinta sobre los valores del ser humano, sobre su poder y capacidad de decisión, y de nuevo nos pone a un personaje en busca de su hueco en la vida.