¡Rompe Ralph! Es un bonito homenaje a aquella cultura del entretenimiento, aunque quizá no sea más que una hermosa excusa para contarnos lo que siempre ha contado Disney. Esto no es nada malo. Siempre fiel a su filosofía (utópica, por otra parte) de que todos debemos ser tratados iguales, tener las mismas oportunidades… en fin, el mundo ideal que siempre soñó el tío Walt, la película regresa en este aspecto, a lo que siempre ha caracterizado a los chicos de Glendale.
Han pasado más de veinte años desde que Disney empezase a tantear el terreno de los videojuegos como germen para una de sus historias. Tras varios años de cambios, surgió ¡Rompe Ralph!, una agradable cinta animada de la que no podemos dejar de asombrarnos, aunque sólo sea por su esmerado nivel de detalle, algo que tampoco ha sido nunca un impedimento para disfrutar de una buena historia.
¡Rompe Ralph! Humaniza los personajes que hemos movidos con esos pads, nos los coloca en diversas situaciones, pero sobre todo y bajo su delicado envoltorio, subyace una vez más, la historia enternecedora que siempre nos han querido contar. Su protagonista, Ralph, encarna esa fuerza de voluntad de llegar hasta donde uno se lo proponga, algo que también se refleja en otro de los personajes importante, la pequeña Vanellope, con los mismos ideales que “Ralphie”.
Aunque en cuanto a historia, la cinta no descubra nada nuevo, siempre podemos dejarnos llevar ya no sólo por la nostalgia, sino por sus personajes, cada uno elaborado con sumo cuidado. Además ¡Rompe Ralph! es un viaje a través de diversos mundos, donde el protagonista es capaz de sobrevivir a todos ellos, desde una encarnizada batalla contra bichos espaciales, hasta un empalagoso mundo de azúcar y dulces. Ralph es un auténtico todoterreno.
Muchos pueden achacar, quizá que su intensidad o su ritmo no sean demasiado constantes (incluido ese dilatado tramo final), pero esm innegable que la cinta tiene cualidades y calidad para volver a llevar a Disney hasta lo más alto, y en esta ocasión, sin la compañía de Pixar.