La Navidad siempre es una época especial para el cine. Fechas en las que siempre interesa estrenar ciertas películas o quizá días muy apropiados para algunos géneros en concreto. Es el caso de Noche de fin de año, película coral que se erige como una especie de canon de cinta navideña.
Varios personajes se entrecruzan en la última noche del año. Varias historias con el factor común de una noche, de un momento en concreto. El director Garry Marshall sabe perfectamente mover el mecanismo dramático de una película, aderezándolo con algunas pinceladas cómicas (muy pocas y bastante olvidables). Su experiencia en estas lides le ha hecho ya ser casi el único capaz de manejar este tipo de historias de forma efectiva.
Noche de fin de año, sin embargo, no llega a descubrirnos nada nuevo. Seguramente tampoco sea ese su cometido ni su intención. Como cinta coral, con historias para todos, funciona como tiene que funcionar (aunque la taquilla no ha pensado lo mismo), pero fuera de la época quizá se quedaría algo anodina, muy similar a lo que pasó con Historias de San Valentín (2010) dirigida igualmente por Marshall.
Precisamente es con aquella cinta con la que Noche de fin de año guarda ciertas similitudes a primera vista (entre otras la guionistas Katherine Fugate). Por un lado su reparto, en donde encontramos un abanico de edades bastante amplio, desde Abigail Breslin hasta Robert De Niro (anecdótico, claro). Nombres como Jessica Biel o Ashton Kutcher aparecen en ambas cintas, y como no, Hector Elizondo, actor fetiche de Marshall.
De entre todas las historias que se mezclan en Noche de fin de año, quizá la que parezca más interesante (y por ende, menos previsible) sea la protagonizada por una atípica pareja, Zac Efron y Michelle Pfeiffer (sí, es ella). El resto de los fragmentos son, cuanto menos, algo manidos y con unos cuantos tópicos. Esto no resulta quizá algo que lastre el resultado o el efecto de Noche de fin de año, no olvidemos que estamos ante una comedia romántica.
En el apartado interpretativo, mirando su cartel de actores, podríamos intuir el resultado. En general es bastante homogéneo y todos están muy correctos. Los puntos cómicos a los que Marshall recurre para intentar darle ese “buen rollo” a todo, no resultan excesivamente cargantes y aunque suelen pasar de puntillas, al menos despertará una pequeña sonrisa en algún espectador.
Noche de fin de año es la clásica comedia de Navidades para todos los públicos. Garry Marshall (hablamos del director de Pretty Woman (1990)) sigue siendo un maestro para estas cosas, y quien sabe si algún día no veamos también alguna cinta basada en otros momentos como la Nochebuena, el día de Acción de Gracias… todas siguiendo esta misma fórmula. Una fórmula que al final sabes que dará un resultado positivo, pero que te da lo mismo, puesto que buscas algo más que un fin en una película como esta.
Intentando convertir en icono de la Navidad, del “buen rollo”, del “todo va a salir perfecto”… a la ciudad de Nueva York y todo lo que conlleva (luminosos, ambientes, nieve, sus gentes…), Noche de fin de año, tiene ese halo de cinta aglutinadora de muchas cosas, todas ellas con la felicidad como nexo de unión.