Snowpiercer (Rompenieves) llega a nuestras pantallas con un retraso inexplicable. Bueno, quizá sí lo sea, teniendo en cuenta que el cine asiático no goza de demasiado interés en España. A pesar de que la nueva película de Bong Joon Ho no es precisamente el paradigma del cine de su país (se acerca más a la superproducción “made in USA” que otra cosa), sigue resultando chocante que muchas películas que han tenido buenas críticas fuera, tarden en llegar a nuestras pantallas hasta un año.
Vaya por delante que Joon Ho vuelve a tratar la autodestrucción humana como fondo para una de sus historias. Lo hizo es la espectacular The Host (2006) y aquí, ha decidido tomar como base la novela gráfica del trío galo formado por Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette, para retomar ese trasfondo en el que parece que se siente bastante cómodo. Para redondear la jugada (aunque seguramente impuesto desde la producción americana) tiene a Kelly Masterson como guionista (autor del texto de la última cinta de Sidney Lumet Antes que el Diablo sepa que has muerto (2012)). El resultado, a nivel de guión, no destaca en exceso. Estamos ante una obra espectacular, visualmente, pero en cuanto a narrativa, resulta algo plana. Las escenas suceden de una forma lineal, casi como un videojuego (incluso algo repetitivo), donde cada vagón supone un nuevo reto para los protagonistas.
Pero Joon Ho ha ido más allá (como siempre) y en base a la historia, al guión y sus posibilidades (hablamos de una cinta de casi 40 millones de dólares de presupuesto), se ha montado algunas escenas realmente sorprendentes que enfatizan algunos momentos interesantes de una película que, a pesar de lo plano de su historia (sí, no nos engañemos) logra entretener, algo que ya es complicado hoy en día.
Dado que contaba con una producción bastante solvente, ha podido contar con actores de la talla de Chris Evans (posiblemente su mejor papel hasta la fecha), John Hurt, Octavia Spencer, Jamie Bell, Ed Harris, su actor fetiche Song Hang Ho, o Tilda Swinton que, en una espectacular transformación física, supone uno de los personajes más curiosos de la película. El realizador sabe perfectamente con quien ha contado y para ello ha sabido sacar lo mejor de cada intérprete.
Snowpiercer (Rompenieves) acomete de lleno un tema actual, y lo hace sin miramientos, porque su director no se ha cortado y no lo va a hacer a estas alturas. La película, aunque contiene cierta violencia algo desmesurada, no llega a incomodar en ese aspecto. Sí, hay sangre pero realmente en una medida bastante justa.
Una cinta entretenida, llena de muchos matices e incluso varias lecturas, aunque corre el riesgo de que nos quedemos con una sola. Y es que a pesar de que Snowpiercer (Rompenieves) es una cinta que mezcla varios géneros, no nos sería de extrañar que el público se quedé con uno de ellos y no es precisamente por el que más destaque. Quizá el director no ha sabido confraternizar lo suficiente con el público o éste no ha puesto demasiado de su parte para absorber lo que la película cuenta en realidad.