Splice. Experimento mortal

Splice. Experimento mortal

Splice | 2009
5 de agosto de 2010
La ambición humana de dos jóvenes científicos, Clive y Elsa, por juntar ADN de dos especies animales distintas, les lleva a la creación de un ser del que deberán tener bastante cuidado.

Confieso que cuando empecé a oir hablar sobre la película de Natali, despertó cierto interés dadas sus anteriores películas. Sabe, desde un punto de vista personal, retratar diversas facciones humanas siempre desde un punto de vista lógico y a veces hasta con un toque un poco macabro, llevando casi siempre a sus personajes, hasta un límite que raya su propio final.

Splice: Experimento mortal no se libra tampoco de las radiografías que su director hace del ser humano (aqui representado por una pareja de hombres de ciencia). La intención de su historia no es únicamente contarnos la vida de ese experimento frustrado como es la pequeña Dren (una espléndida Delphine Cháneac) sino contarnos además el punto de vista de sus creadores, aunque desgraciadamente Natali no es un filósofo y en muchos de los discursos que Splice: Experimento mortal incluye, todo queda en una mera estampa.

Todo este enorme experimento se centra en la frustración de la propia protagonista (una Sarah Polley bastante contenida aunque no floja) de ser madre. Una atípica pareja que a pesar de aparentar sus más felices deseos sólo a través de su trabajo, en el fondo esconden la temida etapa de la maternidad/paternidad, algo que por alguna razón que Natali no explica, no pueden llegar a alcanzar. Desde el momento en el que Splice: Experimento mortal comienza su discurso, las cosas se vuelven en contra del propio director y de la propia historia, cayendo más en una cinta fácil y un poco lenta por momentos, que en una interesante propuesta. Es por esto la película o gusta o disgusta, desgraciadamente cuesta un poco hayar un término medio para calificarla si lo que se quiere es recomendar verla.

Sarah Polley.

Desde el punto de vista técnico, Natali se ha rodeado bastante bien y a Splice: Experimento mortal pocos “peros” se la pueden poner en este aspecto. Todo muy bien puesto, bien estructurado y contado, muy bien presentado (desde esos títulos de crédito que recuerdan a El hombre sin sombra de Verhoeven)… todo un perfecto empaque para que el resultado sea, al menos bastante aceptable a primera vista. Pero desgraciadamente, el director de la estupenda Cube (1997) no termina de cuajar en su discurso y se va casi constantemente por las ramas, con escenas un tanto morbosas o que realmente poco o nada aportan a la trama principal.

Por tanto, sumando unas cosas y otras, nos damos perfecta cuenta de que Splice: Experimento mortal no es muy perfecta que digamos (realmente ninguna película lo es) que indaga por momento en cosas interesantes, pero desgraciadamente se queda en un discurso bastante manido y banal, dejándonos con una sensación de indiferencia y frustración que nada contenta a un espectador. Natali no ha sabido manejar muy bien los elementos con los que cuenta y aunque en su metraje el mayor interés te lo proporcione la curiosidad, no es, seguramente el principal interés de su realizador.

A esto hemos de sumarle un desequilibrado reparto en el que si la que mejor está no pronuncia palabra alguna en la película, algo no va como debería. Podría haber lanzado un discurso más importante y no cerrarse de una forma tan libre que nos da que pensar si todo lo contado anteriormente ha servido para algo.

La historia es atractiva, pero se pierde por momentos.
4

Dirección
Vincenzo Natali
Guion
Vincenzo Natali, Antoinette Terry Bryan, Doug Taylor
Dirección de fotografía
Tetsuo Nagata
Música
Cyrille Aufort
Montaje
Michele Conroy
Formato
1.85:1
Nacionalidad
Canadá, Francia, USA
Duración
104 minutos
Distribución
Vértice360
En la red

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