Desde su anuncio (a finales del pasado 2020), la serie de animación Star Wars: Visions generó buenas expectativas, ya que combinaba (o eso daba a entender el tráiler) la animación japonesa (anime) con el universo galáctico. Estrenada la primera temporada (obvio sólo en la plataforma Disney+), es una serie curiosa, bastante innovadora con respecto a lo que estamos acostumbrados a ver de Star Wars, y también algo irregular en lo referente al interés que uno puede tener en los nueve episodios que conforman la primera temporada.
Lo primero que hay que alabar es que sea una serie de antología, es decir, no hay una trama que una a los episodios, y también es de agradecer (aunque esto no es nuevo) que cada uno tenga su propio estilo (como sucedía con la serie Love, Death & Robots). Este tipo de compendios resultan tan atractivos como darse un atracón en un festival de cortometrajes.
Amparado por un buen puñado de productoras con amplísima experiencia en anime (quien sabe si en la segunda temporada contarán con el Studio Ghibli) demostrado en títulos como Batman Ninja (Junpei Mizusaki, 2018) o Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995), y en series de televisión (Jojo’s Bizarre Adventure (Hirohiko Araki, 2012)). Esta primera remesa de episodios de Star Wars: Visions resulta en conjunto un tanto desigual, aunque no todo son pegas, ya que aun sin seguir ninguna de las líneas argumentales de las películas, cada historia esconde siempre una frase, un detalle o algo que las relaciona con cualquiera de las nueve entregas estrenadas en cine.
La temporada abre fuerte, con el episodio The Duel. Su maravilloso dibujo a modo de trazo negro sobre blanco en donde sólo colorea los elementos de luz (sables láser, neones o luces en las calles), nos sumerje, casi de inmediato en un mundo antiguo. A través de una historia sobre un Sith ‘ronin’ nos tocan temas como el honor o la venganza. Es una muy buena carta de presentación.
En The Twins, tercer episodio, es donde se puede ver mucho mejor esa fusión entre el anime y el universo Star Wars. Una encarnizada lucha entre dos hermanos gemelos que recuerda, en algunos momentos, a combates épicos de Dragon Ball. Animación y trazos algo más contemporáneos que la de la serie de Toriyama, evidentemente, estamos ante un episodio que nos muestra que aún queda algo de bien en el Lado Oscuro.
Hay que volver a saltar otro episodio y pararse en The Ninth Jedi, posiblemente el segundo mejor capítulo de esta primera serie con permiso de The Duel. Desarrollado en un principio para una película, finalmente se queda en una tierna e interesante historia que recuerda en algunos momentos a la estimable Rogue One: Una historia de Star Wars (Gareth Edwards, 2016), y que mezcla animación tradicional con elementos por ordenador. Como sucede en casi todos los episodios, el arma por excelencia del universo Star Wars, el sable láser, es el gran protagonista.
También resulta interesante de ver T0-B1. Se trata de una historia que parece haberse inspirado en el Pinocho de Collodi, sobre un anciano que construye un droide obsesionado con la Fuerza y los Jedi, sin saber que su propio creador es uno. Contiene una animación fantástica, muy colorida y también podemos destacarlo un poco por encima del resto.
Como se puede ver, Star Wars: Visions es una serie que tiene cosas buenas y otras no tan buenas. Quizá en sus episodios menos interesantes le salve el hecho de todos los detalles y guiños que tiene a la saga (incluso planos que son iguales, frases icónicas…). Sin resultar se demasiado tediosa, si que es verdad que se echa en falta algún episodio más épico. A nivel técnico poco se le puede reprochar, salvo que uno no sea muy fan de este tipo de animación. Llama poderosamente la atención, como detalle, las composiciones musicales para cada historia, a tener en cuenta.