Uno de los personajes cinematográficos que más fama internacional le ha dado a Liam Neeson (con permiso de Oskar Schindler), ha sido el de Bryan Mills, protagonista de la saga Venganza (tres entregas). El hombre tranquilo con habilidades de combate capaz de encontrar a cualquiera donde sea, le ha dado tantas alegrías que ha sido fácil verlo reciclado en otras películas.
Mark Williams, productor y director, se encarga de orquestar la película, de la que también escribe el guión junto a Steven Allrich. Williams es más conocido por su faceta de productor (la serie de televisión Ozark, o películas como Un plan brillante (Michael Radford, 2007), Un hombre de familia (Mark Williams, 2016) o la película El contable (Gavin O’Connor, 2016)). No destaca por ser un realizador con un estilo demasiado personal, por lo que no esperemos encontrarnos nada que no hayamos visto antes en Un ladrón honesto.
La trama se sigue con agrado, aunque a pesar de que en ocasiones resulta bastante facilona y previsible, su objetivo no es otro que el de contarnos la historia de un hombre que quiere redimirse de su pasado y de que el amor todo lo puede/mueve. Sí, la excusa para su protagonista, aunque romántica, resultan bastante poco creíble.
Y es que todo lo que vemos en Un ladrón honesto en ocasiones (demasiadas, quizá) rezuma un poco de serie B, de película con poco presupuesto, pero con una estrella en su cartel. Posiblemente el cheque de Neeson fuera lo bastante grande como para llevarse casi todo lo que tenían para gastar. No es que la cinta sea cutre, pero tampoco destila ese halo de superproducción o un empaque visual de gran estreno.
Kate Walsh, Robert Patrick, Jeffrey Donovan o Jai Courtney son algunos de los secundarios más conocidos. Aunque sus rostros siempre se agradan en cada película, aquí poco pueden hacer para levantar una historia cuyo lastroso guión no termina de encajar alguna sorpresa. Y es que en Un ladrón honesto todo es muy previsible y recuerda demasiado al cine de los noventa, en donde la única intención era la de hacer pasar el rato. Vale, es loable, pero quizá a día de hoy a una película se la pida algo más.
Williams dirige correctamente, apuesta por el rostro de Neeson para volver a encarnar a ese personaje tan carismático que le ha hecho famoso y todo ello con una estética simple, un poco pobre pero efectiva. No destacará por nada, eso seguro.
Una película que, seguramente, se une a la lista de títulos que han decidido estrenarse fuera de los circuitos de salas por el COVID. En Estados Unidos sí se llegó a estrenar en salas, a mediados de Octubre.
El catálogo de alquiler de títulos de Movistar+ ofrece poder verla. Hasta la fecha no hay noticias sobre su posible edición en formato físico.