El cine de Winding Refn es un cine muy visual, cargado de bastante realismo y casi siempre, sin concesiones. Lo primero que llegó a España de su filmografía fue su debut, Pusher: un paseo por el abismo (1996). Película que inauguraba una trilogía de la que no volveríamos a ver más en nuestro país. Precisamente una de sus primeras obras, Valhalla Rising (2009) ha tardado en llegar a las salas nada más y nada menos que doce años, eso sí, de forma limitada.
Lo cierto es que la crítica no suele alabar en exceso su trabajo, y casi siempre se le suele achacar lo mismo, menos imagen y más contenido. Desgraciadamente Valhalla Rising también adolece de esto.
Quizá por el éxito de Otra ronda (Thomas Vinterberg, 2021) la misma distribuidora que nos ha traído la última ganadora del Oscar a la Mejor película de habla no inglesa, ha decidido rescatar prácticamente del olvido, esta película en donde se continuaba la estupenda dupla Winding Refn-Mikkelsen, que ya venían “dándolo todo” con su trilogía de Pusher. De historias bastante diferentes, hay que reconocer que el cine del danés nunca suele dejar indiferente.
Y es que la filmografía de WInding Refn está poblada de obras algo más desconocidas y no tan populares como las notables Drive (2011), Sólo Dios perdona (2013) o The Neon Demon (2016), cintas más cerca de la industria de Hollywood que de un cine con menos medios. Valhalla Rising ya tiene unos años, pero igualmente es una película que bien podría estrenarse a día de hoy que no pasaría nada y de hecho, ha tardado algo más de una década en poder estrenarse en España.
Como todo el cine de su director, la violencia está presente. Es un elemento que para Refn resulta cotidiano y aunque la historia vaya por otros derroteros algo más existenciales, no está de más recordar que es una cinta sin concesiones en este aspecto, por lo que ojo a los de estómagos delicados.
La poderosa imagen de Mads Mikkelsen le va como anillo al dedo a una historia que habla sobre la libertad, sobre la venganza y sobre el destino. Una película hermosamente realizada y que, a pesar de su ritmo tan pausado, una vez dentro no resultan tan pesado seguir su juego.
Valhalla Rising es una cinta compleja de digerir. Tiene unos primeros minutos sumamente impactantes, rodados con una textura salvaje y con una fotografía soberbia. A nivel técnico, la cinta luce espectacularmente bien. Quizá algunos excesos a nivel estético podrían ponerla contra las cuerdas, pero en general pocas pegas le podemos poner en este aspecto.
El reparto, que incluye algunos rostros conocidos a parte del Mikkelsen, está correcto y funciona en todo el metraje. El protagonista, a pesar de no decir ni una sola palabra en toda la película, utiliza su imagen casi como un icono de la propia historia, interpretando a un hombre herido por dentro, muerto de alma, sin nada que perder, con una poderosa fuerza y que en el fondo conoce perfectamente cual será su destino. Y es así porque le han hecho así.
Quizá se echan en falta unos cuantos detalles más, y menos miradas al infinito (algo muy de moda en estos tiempos para cintas con pretensiones trascendentales). Si bien cuesta seguirla despierto, Valhalla Rising compensa en muchos momentos, erigiéndose como una cinta tan sólida como sucia, tan llena de odio como de esperanza (el personaje del niño quizá podría representarla) y plagada de cierta violencia.
Winding Refn factura una buena película, en la que quizá cuesta más encontrar virtudes (salvo las evidentes a nivel visual) que defectos. No es perfecta y está más preocupada en ser bonita que en contar una historia mas desmigada.