Tras varios retrasos en la fecha de estreno, parecía que Wonder Woman 1984 (Patty Jenkins, 2020) no iba a poder verse en salas de cine. El anuncio por parte de Warner de estrenarse tanto en cines como en plataforma tampoco supuso un alivio para los que disfrutamos de las grandes salas, pero curiosamente en España sí hemos podido verla en el circuito comercial habitual, lo que supone un pequeño agradecimiento a Warner Bros.
Continuación de la cinta estrenada hace ya tres años, y que repite tanto en dirección como el protagonista (era obvio). Jenkins, que no había vuelto a dirigir otra película desde entonces, retoma un personaje querido y, posiblemente, el que tiene una adaptación a la gran pantalla bastante aceptable si tenemos en cuenta el nivel que Warner-DC han improntado en otras adaptaciones.
Esta secuela ya tiene la ventaja de que, prácticamente, no tiene que presentar más al personaje principal, algo que se nota considerablemente. Y es que, dentro de la historia que rodea a la propia Wonder Woman, apenas encontramos novedades con respecto a su personaje. Una pequeña introducción a comienzo de la cinta nos vuelve a desvelar pequeños detalles sobre ella, pero nada más. El resto de sus acciones o reacciones no llegan a sorprender, porque la primera quedó bastante redonda como para redundar de nuevo.
Es por esto quizá por lo que Jenkins disponía de más tiempo para poder desarrollar una historia algo más grande. Pero, si nos ponemos a buscarle un poco las cosquillas, nos damos cuenta de que su estructura es demasiado simple como para que nos comamos la cabeza. Se agradece, por un lado, pero por otro quizá habría sido una buena oportunidad para avanzar más con el personaje o para contarnos una historia mucho más grande.
No es que eso la convierta en un mal producto, que no lo es, y tampoco es una película redonda. Su guion tiene unas cuantas lagunas, y algunos de los personajes no parecen estar tan desarrollados como debería. Es el caso de uno de los villanos (villanas en este caso) del film, el personaje de Barbara Minerva, muy bien interpretado por Kristen Wiig y cuyo desarrollo, al margen de guardar cierta similitud con el Michelle Pfeiffer en Batman vuelve (Tim Burton, 1992), no llega a aclarar ciertos aspectos a nivel de personaje. Si no nos ponemos muy quisquillosos podría tener un pase, eso también.
Por otro lado, tenemos a Pedro Pascal (protagonista de la serie The Mandalorian, entre otras muchas cosas) en un rol que poco a poco va desfasando y cuyo desenlace resulta bastante descafeinado para la carga que tiene a lo largo de toda la película.
A nivel de producción, cumple con creces unas exigencias mínimas. La recreación de los ochenta está bastante bien lograda, y hasta incluso algunos aspectos de su realización recuerdan al cine de por aquel entonces. Algo que se puede palpar, por ejemplo, en la ejecución de algunos efectos especiales.
Una película que habla del valor, de la honestidad, del amor, del futuro… una película sobre la codicia humana, sobre el sacrificio y sobre la belleza interior del ser humano. Toda esa parte ¿dramática? no está demasiado mal y no resulta forzada. Eso sí, hay que ser claros, si esperamos una cinta de acción, en esta película no hay demasiadas escenas de este tipo. Es una película con un personaje algo más conciliador, más «dialogante», si se me permite.
Sin ser una cinta redonda, y considerándola inferior a la primera película, Wonder Woman 1984 se deja ver, resulta entretenida pero quizá algunos exigíamos un pequeño “plus” por ella, al haber dejado el listón alto con la anterior. Es una cinta larga, son más de dos horas, pero una vez que entras en su dinámica no resulta demasiado tediosa.
