Reconozco, a título personal, mi interés por esta cinta desde que empecé a recibir material sobre ella. Ya contaba con que la premisa no era original y con que no me iba a aportar prácticamente nada nuevo sobre lo que he visto en pantalla entre alienígenas y la raza humana. Y lo cierto es que no me equivocaba, ya que Skyline se queda a medio camino entre algo que intenta ser original y lo más común del género. Una pena puesto que es un producto que apunta maneras a pesar de la cantidad de varapalos que pueda llevarse.
Partiendo de la base de que Skyline no nos va a enseñar nada que no sepamos, a partir de ese momento resulta bastante complicado tomársela en serio. Y es una lástima porque lo cierto es que esta segunda película de los hermanos Strause (tras la aceptable Alien vs. Predator 2 (2007)) parecía prometer o al menos aportar cosas nuevas, pero no deja de ser el mismo perro con diferente collar. Lo que está claro es que si esperamos una cinta de ciencia ficción con cierta miga y/o con un excelente resultado, desgraciadamente Skyline no es lo que buscamos.
A pesar de todos sus pequeños “peros”, en bastante más cantidad que sus virtudes, la cinta se hace amena una vez que uno entra en su juego. Si por el contrario tratamos de tomárnosla con cierta seriedad y credibilidad, estamos perdidos y seguramente acabemos odiándola durante los siglos de los siglos. Skyline ofrece varias cosas, por un lado espectáculo puro y duro, no escatima en el aspecto visual, los efectos especiales son quizá su mayor virtud, consiguiendo espectaculares planos, secuencias o fusiones entre imagen real e irreal. Todo ello adornado con una acertada banda sonora que mezcla una música con toques épicos sin abandonar los convencionalismos sonoros del cine de acción.
Es quizá ese intento por querer tomarse las cosas con veracidad lo que le haya jugado una mala pasada a la película. Los personajes son bastante lineales y planos, lo cual nos deja un margen bastante amplio para pensar que lo que les pasa nos importa bastante poco. Que el reparto no esté plagado de estrellas, es comprensible, pero de ahí a contar con unos actores que tampoco parecen estar a la altura de las circunstancias… apaga y vámonos. Skyline ofrece sobre todo espectáculo, una lista interesante que se centra en sus efectos especiales.
Pero no todo es desdeñable en la película. Hay cosas que interesan (pocas, lamento escribir). Se atisban ciertas referencias, pero eso hasta Harry Potter lo hace, por lo que no se lo vamos a tener muy en cuenta; además el guión no deja prácticamente un margen de desarrollo de personajes o no hace partícipe al espectador. Todo está medido y metido en su momento. Se aproxima mucho más, en este aspecto, a una cinta de acción convencional que a una buena película de ciencia ficción, algo que ya empieza a ser complicado buscar en las carteleras de hoy en día. Buen intento de introducir pautas en las películas de temática similar (a la cabeza se me vienen La guerra de los mundos, Señales o hasta incluso Independence Day) pero nada de nada en cuanto a efectividad. Añadimos además la ausencia de estrellas en la película, cosa que hoy en día empieza a hacerse casi imprescindible.
Una de sus principales faltas de interés reside en el guión. La ciencia ficción espectacular, difícilmente suele contar con guiones elaborados, la mayor parte de su atractivo radica, obviamente, en la espectacularidad de sus imágenes. Pero al menos tienen ciertos estándares mínimos de calidad en cuanto a guión. Aquí no existen. Personajes estereotipados, cosas que no quedan muy bien aclaradas y ese final tan sumamente flojo que desgraciadamente no sacia ni siquiera a los que no exigimos mucho más.
Eso sí, se les tiene muy en cuenta algunos aspectos que rara vez se habían visto en una producción de este género. Podría enumerarlos pero le haría perder a Skyline algunos posibles espectadores. Es un cine que no divaga y sobre todo que espera una respuesta del público similar, sin miramientos, donde todo vale.