Aunque Cazafantasmas: Más allá (Jason Reitman, 2021) apelaba mucho al factor nostalgia, al menos su ritmo y su historia, la convertían en una más que digna sucesora de Cazafantasmas II (Ivan Reitman, 1989), la última película en la que vimos al ‘cast’ original enfrentándose a las fuerzas del más allá. El intento por reinventarse con Cazafantasmas (Paul Feig, 2016) fue un aviso a navegantes, o están los originales, o esto se hunde. Cuanta razón.
No han pasado muchos años desde que Reitman Jr. reflotara una de las sagas más entretenidas de los ochenta y, el hecho de que no esté en la dirección en esta nueva entrega, hace mucho. Y es que Cazafantasmas: Imperio helado (Gil Kenan, 2023) resulta una cinta bastante más floja que la anterior, por muchos motivos. Realmente cuesta encontrar cosas interesantes en ella.
Parte de una base muy sencilla, poco interesante y un tanto reiterativa. A esto hay que sumarle que el guion no ayuda. Reitman y Kenan vuelven a unir fuerzas en este sentido, pero la frescura y la sorpresa de la anterior, queda aquí en un segundo o tercer plano. Hay muy pocas sorpresas en esta nueva entrega.
Sabemos que es necesario apelar al factor nostalgia para poder mantener el interés con las anteriores generaciones, que el fenómeno ‘cazafantasmas’ no decaiga. Pero aquí es una excusa que no termina de resultar efectiva, no logra sustentar todo el producto. Están los miembros del equipo original, salvo Ramis que ya sabemos que falleció, y además Annie Potts tiene más protagonismo (Rick Moranis lleva ya unos cuantos años prácticamente apartado de la interpretación). Aunque se intenta utilizar esto para seguir manteniendo la atención, lo cierto es que la presencia de todos (sí, incluimos a Bill Murray) resulta bastante olvidable.
Los protagonistas siguen haciendo lo que pueden, y si en la anterior película se recurría un poco al elemento de la familia unida, a los recuerdos, al legado, en resumidas cuentas, aquí ese elemento desaparece para dejar paso al “juntos venceremos”. Es una visión válida, sí, pero como este tipo de historias, hemos visto demasiadas ya.
A nivel técnico la película no despunta, pero tampoco se queda atrás. Unos efectos especiales (digitales en su mayoría) que funcionan, y un villano con un diseño muy, muy chulo. Pero a nivel visual y aunque los primeros vídeos apuntaban lo contrario, la película simplemente cumple. Ni siquiera ver a Nueva York congelada nos resulta espectacular.
Por si esto fuera poco, la cinta se hace especialmente larga, aburrida incluso en algunos momentos. Todo parece que cuesta arrancar y su guion resulta monótono, en donde se intercalan escenas ‘de transición’ con otras algo más dinámicas. Esto puedes mantenerlo un poco, pero prácticamente una hora así, puedes aburrir hasta las ovejas, por mucho que quieras despertar el interés en el público.
Aunque Kenan tiene experiencia dentro del cine de terror más ligero, véase la maravillosa Monster House (2006), ese intento de ‘remake’ de Poltergeist que hizo en 2015, o un episodio de la serie Scream (2016), aquí éste, brilla por su ausencia. Es verdad que esta saga no es una saga de terror, pero al menos que algunas escenas levanten algo de suspense.
Cazafantasmas: Imperio helado decepciona mucho, y duele decirlo dadas las más que buenas vibraciones que nos dejó la anterior película. Muchos son los factores que podrían haberla hecho descarrilar, ya no solo el guion, sino quizá el volver a la Gran Manzana. Y es que a veces, la nostalgia nos puede jugar una mala pasada.