Nueva incursión del cine japonés en uno de los personajes más icónicos de su filmografía, Godzilla. Si hace unos años fueron Hideaki Anno y Shinji Higuchi los que relanzaron el personaje en oriente con Shin Godzilla, ahora retrocedemos en el tiempo para irnos hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, época en el que se ha situado el origen de este icónico monstruo en muchas ocasiones.
Pero adelantemos a decir que Godzilla Minus One no es una película de acción sobre un monstruo que arrasa Tokio. Resumirla así sería confundir a quien tiene intención der verla con ojos totalmente vírgenes. Aunque hay acción, el drama tiene más presencia que las clásicas escenas de destrucción, que habrían convertido a esta película en una más del montón.
El eje principal se la historia está protagonizado por el personaje de Shikishima, interpretado por el actor Ryunosuke Kamiki cuya voz la hemos podido escuchar en algunas cintas del estudio Ghibli. Aquí da vida a un piloto kamikaze cuyo trauma y cuya visión antibelicista del conflicto lo marcan durante toda la película. Alrededor de él giran otros personajes que, de alguna forma, van aportando más intensidad a la trama, incluso proponiéndole tomar decisiones que cambiarían su vida y le ayudarían a superar ese trauma, esa espina que tiene clavada, esa culpa que asume constantemente.
Aunque sea un drama, la cinta no lo extiende demasiado. Siempre está sobrevolando pero no llega a emocionar y mucho menos a resultar cargante. Aparece en momentos puntuales cuando, como hemos comentado, el protagonista ha de tomar ciertas decisiones que hacen avanzar la historia.
Por otro lado, tiene importancia el contexto sociopolítico en el que se desarrolla la historia. Japón intentaba recuperarse de la guerra, su sociedad trata de volver a empezar y, de repente, algo surge, otro enemigo gigante vuelve a golpear a la sociedad, que se ve abocada a unirse (otra vez) y luchar contra él. Realmente la filosofía de las cintas de Godzilla suelen tener esta base, la unión hace la fuerza, aquí no iba a ser menos. Todo un acierto ambientar la historia en esa época.
La película podríamos decir que tiene tres partes. Una primera en la que se nos presenta de una forma correcta a los personajes, el conflicto principal de Shikishima y los motivos que lo han llevado a la depresión. Una segunda en la que podemos asistir a un par de enfrentamientos con Godzilla. Y un desenlace en donde se urde un plan para destruir al monstruo. Esta parte final quizá resulta la más entretenida (la película en general lo es), y la que menos drama aporta.
A nivel visual o técnico, no se le pueden poner muchas pegas a Godzilla Minus One, cuyos efectos especiales (tanto prácticos como digitales) están realmente a la altura de una producción actual. Pero durante toda la cinta, sigue habiendo un toque artesano, que nos recuerda a las cintas originales de Godzilla, algo que también se puede ver en la puesta en escena.
A grandes rasgos, la película está muy bien, es disfrutable, tiene una historia que se sigue correctamente y las interpretaciones están correctas. La actualización, en muchos aspectos, del universo de Godzilla es realmente sorprendente y una muestra de que no todo está perdido en cuanto a historias sobre monstruos. Aquí el drama está presente, los personajes tienen un trasfondo, y esto, sin dejar de lado la espectacularidad. Esa mezcla, hace a Godzilla Minus One, una película que merece la pena ver.