Intento fallido (ahora veremos por qué) de ‘reboot’ de una de las sagas de terror más entretenidas de principios de los 2000. Creada por Victor Salva, la primera entrega tenía a un Justin Long muy joven, y en general, era una película resultona con bastante buen regusto a cine de terror de los noventa.
Que Jeepers Creepers 3 (Victor Salva, 2007) no se estrenase en cines y lo hiciera de forma limitada, era un síntoma más que notable de la salud de esta saga que, incluso con su más que entretenida segunda entrega, en el 2003, había dejado bien cerrada la puerta al personaje, una especie de reencarnación de Satán, enfundado en un abrigo de cuero y con capacidad regenerativas asombrosas. Algo debió ver Francis Ford Coppola en la primera cinta, para poner dinero sobre la mesa y que Victor Salva lo petara (además de que le ayudó cuando éste salió de la cárcel). La secuela, aunque repetitiva, igualmente era entretenida, llegaría dos años después y la saga y su creador, terminaron el matrimonio en el 2017, con la tercera entrega, un producto prácticamente hecho para plataformas.
Al margen de los problemas legales de Salva antes de hacer esta saga (relacionados con abusos sexuales a menores que lo llevaron a una condena de tres años en prisión) el intento de volver a retomar el personaje por su parte queda absolutamente alejado de la realidad. Ya no sólo por el poco prestigio perdido por el director/guionista, sino porque su última entrega no arrojaba vises de que aquello fuera a convertirse en un relanzamiento del personaje.
Los derechos han pasado a otras manos, y ahora el director finlandés Timo Vuorensola (con experiencia en cine de pocas… pretensiones) se encarga, como puede, de dirigir una película a la que, lo primero, la hace falta bastante presupuesto. Y esto se nota en la factura técnica, con efectos especiales malos, horriblemente disimulados y en donde parece que no es una prioridad que todo se note un poco… real (el uso excesivo de fondos por ordenador, es tremendo).
Jeepers Creepers: El renacer supone una patada en la entrepierna tanto al personaje como a la saga (empezó Salva con la tercera entrega). ¿Era necesario esto? No, posiblemente no, pero sería curioso preguntar a sus responsables bastantes cosas sobre la historia que, tiene una ingente cantidad de lagunas y de situaciones hilarantes. Al menos no es una cinta que se tome en serio y quizá ahí radica su única honestidad como producto cinematográfico. Lo mismo para los devoradores de este tipo de películas, la cinta cumpla con unos mínimos para ser considerada como… aceptable. No es el caso de quien escribe.
Y es que ni siquiera el maquillaje del propio Creeper merece la pena. Todo es tremendamente cutre, con un patina terriblemente barata, y lo peor de todo es que lleva el nombre de ‘Jeepers Creepers’ en él. El reparto desconocido no ayuda tampoco a que la cosa sea, al menos, tragable. Todo, en su conjunto ni siquiera resulta terrorífico.
Producto endeble, malo, que no aporta absolutamente nada a la saga y que repite, más bien intenta repetir, la misma fórmula de este tipo de película. Si no se ve, no pasa nada.