No es país para viejos

No es país para viejos

No Country for Old Men | 2007
5 de abril de 2021
Llewelyn se encuentra un maletín lleno de dinero mientras pasea por el campo y topa con lo que parece ser un ajuste de cuentas. Decide coger el dinero y huir por el país, pero el temible Anton Chigurh le pisa los talones constantemente.

De la mente de Cormac McCarthy, los Coen se encargan de trasladar a la pantalla la intensa historia de un hombre que busca su propio destino, un hombre derrotado, hastiado, con ganas de acción. No es país para viejos demuestra lo en buena forma que están los Coen y que su cine sigue sobreviviendo en la inmensa jungla de Hollywood, siempre al amparo de los que los seguimos de cerca.

El particular universo de los Coen siempre ha contenido personajes que, en mayor o menor medida, se retratan como meros perdedores. Ahí tenemos a los protagonistas de Fargo (1996), El gran Lebowski (1998) o Ladykillers (2004). A pesar de su condición, suelen despertar en el espectador cierta simpatía, comicidad y, en ocasiones, hasta lástima. Su función conductora en las historias, suele supeditarse a un hecho, a un incidente. Es a raíz de él cuando su cara de perdedor, se torna algo menos lamentable.

No es país para viejos retrata la historia/viaje de Llewelyn Moss, espléndidamente interpretado por Josh Brolin (convertido casi ya en un habitual del cine de ambos hermanos). Es un personaje lleno de miedos pero con un nivel de supervivencia asombroso. Moss es capaz de solventar situaciones, aun a sabiendas de que se juega la vida o de que incluso puede poner en peligro a quien le rodea. Es un personaje que ha vivido fuera de la ciudad, apenas tiene un nivel cultural alto, pero sabe perfectamente cómo actuar. Ese contrapunto es lo que le hace más interesante.

Javier Bardem.

Como perseguidor, tenemos a Javier Bardem, en un papel soberbio, con una interpretación aterradora. Anton Chigurh, temible antagonista que consigue únicamente con su presencia (no tiene mucho diálogo) atemorizar cada plano, a la platea y sobre todo imponerse como uno de los villanos más descarnados del cine de los Coen, en donde la violencia (siempre presente) ha tenido (y seguirá teniendo) un papel importante.

El tercero en discordia es Tommy Lee Jones, que aporta la sensatez y la justicia a todo este embrollo. El ganador del Oscar da vida a un policía al que se le encomienda la tarea de solucionar todo y dar, ya no sólo con Moss, sino también con el botín que éste ha cogido de un tiroteo en donde ha muerto hasta el apuntador.

No es país para viejos tiene momentos memorables (se me viene a la cabeza ahora la secuencia del motel o incluso algunas del inicio, incluida la gélida presentación de Chigurh), todos ellos con planificaciones sencillas, efectivas y con una puesta en escena sobria y efectiva igualmente. Los Coen no son novatos, saben perfectamente cómo contar con imágenes y en la película tienen numerosas escenas para demostrarlo.

No es país para viejos es una historia sobre una búsqueda, sobre muchas búsquedas, sobre la idea humana de lo justo. Contiene un buen guión, una efectiva dirección y un reparto que sabe estar a la altura de las circunstancias. Una cinta recomendable para saborear una visión de que el western, también se puede contemporizar, y de que tenemos Coen para rato.

Intenso thriller en donde los Coen demuestran estar en forma.
10

+Info
Dirección
Ethan Coen, Joel Coen
Guion
(sobre la novela de Cormac McCarthy)
Ethan Coen, Joel Coen
Dirección de fotografía
Roger Deakins
Música
Carter Burwell
Montaje
Ethan Coen, Joel Coen
Formato
2.35:1
Nacionalidad
USA
Duración
122 minutos
Distribución
Paramount Pictures
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