Paycheck (2003) fue la última película que vimos de John Woo totalmente ‘made in USA’. Sí, han llovido veinte años desde entonces y seguramente lo fallida de aquella propuesta con Ben Affleck, Uma Thurman, Aaron Eckhart y Paul Giamatti no fue lo que le dio a Woo ganas de seguir apostando con dinero de allí. Desde entonces ha rodado varios largometrajes, pero siempre con producción China o de Hong Kong. De ahí que su regreso con Noche de paz (2023) sea para los que siguen sus ‘action movies’ un más que celebrado retorno. Ojo, no confundir con la cinta del mismo título protagonizada por David Harbour.
Hablar de John Woo es hablar de un cine de acción que sentó algunas bases para el cine del mismo género. Con una filmografía ya destacada en su China natal con títulos ya considerados clásicos como Una bala en la cabeza (1990) o la mítica Hard-Boiled (Hervidero) (1992), Woo se estrena en Hollywood con la película Blanco humano (1993) también considerada de las mejores de su filmografía e incluso de su protagonista, Jean-Claude Van Damme. Desde entonces, su relación con la meca del cine ha sido bastante desigual hasta que no parecía encajar en una época en la que el cine de acción se volvía quizá algo más rebuscado y menos sencillo.
Noche de paz, aún sin tener una historia lo suficientemente novedosa, es un buen medidor para saber que Woo sigue en forma y que aunque esto pueda ser un simple oasis en medio de un gran desierto, se agradece volver a disfrutar de su particular estilo, a día de hoy, con ciertos cambios para adecuarse a un público que, evidentemente, no es el de hace veinte años.
Dentro de lo evidente y previsible que resulta todo en Noche de paz, cabe destacar el detalle que, posiblemente, la convierta en una pequeña obra a apuntar, y es su prácticamente ausencia de diálogos en toda la película. No ya sólo porque su protagonista se quede mudo, sino por el resto de personajes. Y es que la historia, contada sólo a través del propio personaje interpretado por suizo Joel Kinnaman, se las ingenia para que el resto de secundarios, prácticamente no tengan peso o texto. Es un ejercicio, en este aspecto, muy curioso, ya que deja todo el peso de la historia en la imagen y en las acciones de los personajes.
Si bien la trama se desarrolla con tranquilidad, donde realmente se destapa la acción en su tramo final. En este aspecto se agradece que Woo, bueno más bien Robert Archer Lynn, guionista al que prácticamente no conocíamos, se haya tomado las molestias de construir un personaje con motivación… vale lo hemos visto muchas veces, pero el hecho es innegable, no querían una simple película de tiros, si nos ceñimos a eso. Noche de paz habla sobre la venganza y el dolor, es una película muy sencilla con buenas dosis de acción, con escenas físicas bien rodadas y con un reparto que cumple sobradamente para lo que se le exige a este tipo de películas.
Kinnaman no es Nicolas Cage, no es Van Damme y tampoco es Ben Affleck, pero su presencia aquí es correcta. No hay que ver mucho más en ella, es una cinta sobre un justiciero anónimo (también hemos visto muchos) incluso podríamos decir que guarda alguna similitud con el personaje de El castigador, y todo ello rodado con el particular estilo de Woo, en donde cuando hay que ponerse dramático, se pone uno (no te va a marcar, eso ya lo sabemos) y cuando hay que empuñar un arma, pues se coge y sin problema alguno.