Ya hacía algo de tiempo que no teníamos por las carteleras títulos de este tipo. Y es que la comedia romántica últimamente está de capa caída. ¿Las razones? quizá su público haya mostrado cierta indiferencia. El caso que nos atañe, One Day (Siempre el mismo día), bebe de estos títulos aunque con cierto recelo.
La directora danesa Lone Scherfig tuvo muy buena aceptación con su anterior trabajo, An Education (2009), otro drama de pareja aunque llevado a un campo algo más británico que ésta, quizá una cinta más deudora de los cánones americanos de comedias de este tipo. Scherfig, en cambio, ha sabido darle un toque especial, no en vano contaba con el propio David Nicholls como guionista, autor original del libro en el que se basa la película.
Cabe mencionar la aceptable conversión que el propio Nicholls (de 45 años) ha hecho de su novela, resaltando los elementos más importantes y esenciales, necesarios para llevar la obra escrita a la gran pantalla. En este sentido es posible que aquellos que conozcan el origen, no queden excesivamente decepcionados por lo que se ha hecho.
Apoyando a la película encontramos una pareja de actores que, a pesar de no tener un excesivo caché (sobre todo un sorprendente Sturgess) han sabido manejar bastante bien los papeles que se les han asignado. Sobre Anne Hathaway poco podemos decir que no se haya dicho ya. Lo cierto es que la actriz ha mejorado considerablemente desde hace algún tiempo y no sería de extrañar verla dentro de unos años con una estatuilla dorada entre las manos. En este aspecto, One Day (Siempre el mismo día) ha quedado muy bien parada para con su reparto.
Sobre la historia que Scherfig relata (bueno, más bien Nicholls) sacamos varias cosas en claro, todas ellas muy bien contadas, bien elaboradas y bien apoyadas por una narración que, aunque parezca acelerada al principio, posteriormente va alcanzando un ritmo óptimo. Lástima que para ello, ya estemos cerca del final.
Y es que el destino a veces se muestra caprichoso, divagador e incluso cruel. Nunca podemos saber hacia donde tirará o hacia donde nos llevará, ni siquiera qué cosas nos deparará al tomar una u otra decisión. Siempre es él quien decide lo que hacer. Esto no parecen saberlo ambos personajes, o al menos quizá no quieren ser conscientes de ello. Hasta su reencuentro final, asistimos a una serie de “set pieces” en donde se funden la comedia y el drama (casi a partes iguales).
One Day (Siempre el mismo día) nos deja también con algunos personajes secundarios a recordar, algunas escenas emotivas pero sobre todo ese mensaje sobre el devenir de la vida, sobre aquellas personas que parecen estar destinadas a estar juntos y, por razones ajenas a ellos (¿alguien dijo destino?) no lo consiguen hasta que ya es demasiado tarde.
Sí, One Day (Siempre el mismo día) bebe de algunos tópicos, porque es complicado innovar en el género, pero no es ninguna tontería sosa y mucho menos tampoco es excesivamente tópica, si no somos de los que vemos únicamente este tipo de producciones. No empalaga, por mucho que se la quiera crucificar. El hecho de no contar con estrellas en su reparto, es un punto a su favor y sirve incluso para poder degustarla mucho mejor.
No podemos desvelar mucho más de una cinta agradable, correcta y entretenida. Una vez más, el amor vuelve a triunfar en la taquilla, a pesar de que su paso por los “States” no haya sido precisamente un camino de rosas (la taquilla parece estar algo hastiada de tanto azúcar).