No es de extrañar que el éxito cosechado por sagas como Saw (2004) o Feast (Atrapados) (2005) (aquí sólo hemos podido ver la primera parte), hiciera saltar a Marcus Dunstan del papel a la silla de director. Su primera obra, The Collector (que ya cuenta con secuela), no resulta novedosa a pesar de su premisa, pero si sugiere que el terror sigue estando fresco.
The Collector es cine de rápido consumo, es terror casi del de antes, aunque con bastante más sangre y casquería que lo que estamos acostumbrados, por lo que se recomienda abstenerse a los que esperan una película “de sustos” únicamente. Que lo es, por otro lado, pero en esta ocasión se adereza con algunas delicias del terror más burro. Su premisa, ladrón contra psicópata, resulta atractiva o al menos poco habitual. El protagonista, un tipo bastante listo, aunque no lo parezca, se las ingenia para tratar de salir de las numerosas trampas que nuestro odiado psicópata planta por toda la casa, a cada cual más bestia. Desde trampas para oso, cuchillas que se accionan con sistemas de cuerdas, hasta ácido en el suelo…
La amplia variedad de chismes que despliega The Collector quizá sea lo que la haga más interesante. Pero lejos de habernos engatusado con el supuesto e interesante duelo, al final no queda más que una persecución entre el ratón y el gato dentro de un minúsculo laberinto, como es la casa en la que se desarrolla prácticamente toda la película. En este aspecto, la labor de Dunstan como realizador se deja ver, aportando algunas elaboraciones técnicas de su cosecha. Valiéndose de numerosos clichés del género y de aspectos estéticos ya casi a la orden del día, The Collector no «da» excesivamente miedo, sino que provoca más inquietud y tensión que otra cosa. Si Dunstan quería poner nervioso al personal, lo ha conseguido.
¿Què hay incoherencias?, sí, y además bastantes, pero da lo mismo, para Dunstan lo importante es plantear el reto, la historia, lo demás quizá sea algo secundario para un director que, con un material bastante más elaborado y original, podría dar algo de que hablar. No estamos quizá ante el clásico debut anodino y flojo, al menos se han molestado en ponerle algo de imaginación al tema. The Collector llega para quedarse, puesto que la secuela está en camino. Dunstan y su experiencia como guionista en sagas como Saw o Feast (Atrapados) (2005) es de sobra un ejemplo de que al menos dentro de espacios sabe manejarse, poniendo al protagonista en algunas situaciones complicadas, y que dado su arte, logra salvar de forma extraordinaria. Eso sí, no es un superhéroe, que quede claro.
El terror no se ha caracterizado precisamente por contar con repartos de Oscar (al menos desde hace unos años). Stewart, a quien hemos podido ver en Un ciudadano ejemplar (2010) o en El caballero oscuro: La leyenda renace (2012), aporta un rol atractivo que hace al espectador hasta simpatizar con él. El resto del reparto tampoco merece mucho más, cumplen su función (gritar, gemir, llorar…) de la forma más efectiva que saben. Se echa en falto algo importante, y es el “por qué” de muchas cosas, aunque es más que probable que a Dunstan eso le importe bastante poco. The Collector reanima el cine violento (casi gore), y a pesar de su estreno tardío por lo menos se ha dejado caer y será una buena oportunidad para darle un vistazo a una de las cintas que menos tiene que perder dentro de su género. Es tópica, pero sabe perfectamente dónde están sus límites, incluso en su descafeinado desenlace.
