Primera película como director del también actor y guionista Kyle Mooney (San Diego, 1984) cuya trayectoria se ha desarrollado sobre todo dentro de la comedia y la televisión, participando en series como Arrested Development (2018), Saturday Night Live (2013) o Bob’s Burgers (2020). En pantalla grande, lo hemos podido ver en Zoolander No. 2 (Ben Stiller, 2016) o en Sin malos rollos (Gene Stupnitsky, 2023). Conoce bastante bien la comedia, uno de los elementos que se mezclan en esta película, aunque no con un buen resultado.
Y2K parece intentar encontrarse con diversos elementos del cine de los noventa. Un intento que queda en eso, en un conato de plasmar en pantalla una época y una mentalidad. Esto no le sale muy bien a Mooney y su resultado como película es bastante floja a grandes rasgos.
En su reconstrucción de los años noventa, el director nos deja caer elementos muy reconocibles como los videoclubes, los primeros pasos de Internet, las fiestas de amigos, los primeros descubrimientos sexuales, bandas de rock (Korn, Slipknot o Limp Bizkit)… son lugares relativamente comunes, que tampoco van a descubrirnos nada, sobre todo si mucho de eso lo vemos (en este caso se muestra) de soslayo, sin detenerse demasiado. Aquí la película pincha y al momento prácticamente olvidamos la época en la que estamos.

También, en su intento por homenajear al cine barato de la época, con diálogos excesivamente simples, una historia trillada y personajes estereotipados, se deja por el camino el tratar de contar algo más sobre ellos. Ni siquiera la presencia de nombres como Rachel Zegler (West Side Story (Steven Spielberg, 2021) o Blancanieves (Marc Webb, 2021)), Jaeden Martell (It (Andy Muschietti, 2017)), Alicia Silverstone (en un papel de… minutos) o el cantante de Limp Bizkit Fred Durst, logran captar la atención del público, con roles que resultan casi paródicos en ciertos momentos.
La película falla en casi todo, ni siquiera en su intento de ponerse medianamente interesante (la adolescencia, la tecnología…) o de tomar referencias del cine de la época (Carpenter o Stephen King y su Rebelión de las máquinas) consigue tampoco atraer la atención, y al final, tras los créditos, posiblemente tendamos a olvidarla.

Hay aventura, comedia (a veces demasiada y sin gracia) y algo de terror, pero lo que podría haberse convertido en una entretenida película, termina errando por muchos elementos que enturbian su desarrollo, personajes inservibles, situaciones ya vistas y todo con esa pretensión de revitalizar un cine que ya tuvo su época.
Aún con su reparto (el actor Jonah Hill está en la producción, igualmente), esta película no terminó de convencer. No olvidemos que A24 está detrás y ya sabemos que su política de estrenos en salas suele ser bastante reducida, por desgracia. En España no parece que hubiera planes en algún momento de estrenarse en salas, sí que fuera de nuestras fronteras y en festivales específicos, pudo verse en pantalla grande.
Prime video la tiene dentro de su catálogo, y también se puede ver alquilandola en AppleTV+ o en Rakuten.