La alianza entre Jason Blum y James Wan, se remonta hace unos trece años, cuando Wan dirige Insidious (2010). Prácticamente sus colaboraciones como productor y director se reducen a la saga íntegra. Su reencuentro fuera de esta serie de películas se produce con M3GAN (Gerard Johnstone, 2022), una película que juega entre el suspense y el terror (ligero, estamos hablando de una producción de Blumhouse) pero que detrás de su historia tiene algunos matices interesantes.
Dirige el cineasta neozelandés Gerard Johnstone. Supone su segundo largometraje desde hace más de una década, concretamente la cinta de terror Housebound (2014), de la que también se encargaba del guion y del montaje. Tras su paso por la televisión en algunas series, vuelve a lanzarse al cine de la mano de Blumhouse y el director de éxito James Wan. La mezcla de suspense con muñecos no es terreno nuevo para el director de Maligno (2021), la saga Annabelle o Silencio desde el mal (2007) son buenos ejemplos.
Pero dentro del envoltorio tan sencillo que tiene M3GAN, a la que es fácil (y erróneamente) comparar con la saga de Muñeco diabólico, hay ciertos aspectos que no dejan a la vista un guion tan simple y lleno de clichés (que los tiene) como cabría esperar. Aquí el elemento fantástico-místico se elimina, no tiene sentido, no es necesario. De hecho ya el ‘remake’ del 2019 quitaba de la historia también este elemento. Con M3GAN la película se centra en un tema más actual e incluso más realista (o eso pretende).
Sí, juega con los elementos clásicos del suspense y el terror (se debate entre ambos, pero dado quien está detrás, está claro que el suspense tiene más peso), pero también se adentra en terrenos como el de la inteligencia artificial y la capacidad del ser humano de crear/controlarla o el uso de la tecnología por parte de los niños y de cómo les afecta en sus relaciones con sus padres. Todo ellos con un trasfondo dramático sobre la pérdida de un ser querido, y de cómo se trata de recurrir a la tecnología para tratar de superarlo, algo que, por ejemplo, la cinta de Spielberg A.I. Inteligencia Artificial también tocaba.
No es tema baladí, ya que en los tiempos que corren, es bastante fácil encontrar a niños y niñas pegadas a pantallas, mientras el hecho de jugar en su propia esencia, ha quedado desterrado prácticamente para aquellos que no tienen recursos que les permitan un móvil de última generación, una ‘tablet’ o un pequeño robot que obedezca órdenes, aunque en M3GAN esto no interesa
La película resulta entretenida, descafeinada en cuanto a violencia explícita se refiere (suponemos que para poder llegar a más público) y con cierta mala baba en algunas escenas. No pretende sentar bases de nada ni buscar un nuevo subgénero, su propósito es la de entretenernos con una historia que tenga algo, que tenga cierto contenido y que sirva también un poco como espejo de la sociedad en la que vivimos. Un mensaje sobado y evidente, pero tampoco hace mal a nadie recordarlo de vez en cuando.
M3GAN es un producto hecho para su propósito, no se desvía ni un milímetro de su objetivo, y a pesar de que tiene un guion hecho con demasiadas medidas y patrones, esa mezcla en ocasiones de cierto humor negro con suspense no le queda nada mal.