Muchos años han llovido (concretamente diecinueve) desde el estreno de Independence Day (Roland Emmerich, 1997), uno de los mayores éxitos del cine de acción-ciencia ficción que Hollywood ha parido, y con ello la fama le llegó a su director, ya consagrado hoy, aunque no tan prolífico como seguramente le gustaría.Hacer una secuela de aquella cinta es algo que se ha barajado muchísimo desde hace unos cuantos años y cuando por fin la Fox dió luz verde a esta secuela (hace unos 2 años), resulta que nos encontramos con una producción bastante endeble, en donde a pesar de reciclar escenas que tuvieron éxito hace años, muy poco o nada de lo que pasa llega a tener cierto sentido y/o lógica.
A pesar de que Emmerich se estrenaba en el incesante y pobre “negocio” de las secuelas en Hollywood, lo cierto es que Independence Day: Contraataque (2016) no rezuma aquel divertimento y buen rollo que desprendía su antecesora.
Si aquella se movía como pez en el agua, a ésta parece que todo cuesta contarlo, avanzarlo, hasta que la acción no se impone, incluso encontramos algunos pasajes un poco densos, como faltos de ritmo e interés.
Independence Day tenía un arranque especialmente llamativo, al menos hasta que empezaba todo el destrozo, incluso el no mostrar a los alienígenas hasta pasado un buen rato (aquí no), le daba su toque original.
El reencuentro entre Devlin y Emmerich, ha puesto de manifiesto y ha agudizado, las enormes carencias que ambos tenían (y tienen) en cuanto a guión y personajes se refiere.
De Emmerich sabemos que nunca se ha mostrado interesado en contar con personajes relevantes, con una historia consistente tras ellos, con alguna profundidad (exigirle más sería como pedirle peras a un olmo). Aquí podría haber tenido una oportunidad, aprovechando que la introducción está hecha. Sin embargo se dedica a meter más y a dotarlos de los mismos defectos.
Y es que el cine de Emmerich es así, y hay que aceptarlo como tal. Pero incluso en ese caso, Independence Day: Contraataque no sobrevive a ello. Es todo tan sumamente olvidable y bochornoso que apenas hay tiempo para dedicarle una sonrisa cómplice a todo lo que vemos.
No es una buena secuela, su historia, aunque intenta ser más compleja para aparentar más, está muy mal contada, mal resuelta y con pocas novedades (hemos aprendido mucho sobre su tecnología, y aún así, nos la vuelven a colar ¿?). Hay una sobrecarga de personajes, más de la mitad, absolutamente innecesarios que despiertan en numerosas ocasiones, la indiferencia absoluta. El director parece estar preocupado en mostrar cuanto antes batallas computerizadas que en pararse a contar realmente qué pasa.
La ausencia de Will Smith, que aportaba el humor a Independence Day y que con su opuesto Jeff Goldblum le daba a la cinta algunas de las mejores escenas, se nota y bastante. El protagonista de La mosca (David Cronenberg, 1986) aparece casi de forma anecdótica, soltando alguna que otra frase cómica y poco más. El problema es que aquí no está Smith para darle la réplica.
Independence Day: Contraataque flojea en muchísimas cosas, es quizá la cinta más artificiosa de Emmerich, y eso ya es decir bastante. Quizá no ha sido tan buena idea relanzar algo que, en su día, funcionó muy bien.